El trabajo es una necesidad emocional, social y física. El trabajo no debe ser tormentoso. El trabajo no debe ser esclavizante ni absorbente. Debe dar tiempo libre. Las 8 horas diarias de jornada deberían incluir el transporte al sitio de labor.
Debe ser el trabajo remunerado con justicia, de tal suerte que no se requiera prostituir al trabajador con más tiempo de labor, a cambio de más salario.
El trabajo debe ser agradable; apropiado al gusto, capacidad, vocación y ánimo del trabajador.
El ambiente laboral debe ser, de menos, tolerante y respetuoso. En el mejor de los casos agradable, amistoso; cordial y liviano por el gusto de trabajar en grupo o equipo, en pos de un fin y de un bien común.
El trabajo debe ser una garantía, de estabilidad, de seguridad, de permanencia a pesar de los avatares que la vida trae consigo inevitablemente.
Eso es el trabajo. Menos que eso es una injusticia, algo por lo que luchar vez con vez, hasta hacerlo real. Menos que eso es un mal por suprimir, algo que debe ser luchado hasta convertirlo en un bien, que es cuando se ajusta a las normas que he descrito en los primeros párrafos.
El trabajo debe ser fructífero, que sus frutos sean benéficos. Que cada producto del trabajo sea para bien, de tal manera que aquellas labores de frutos inciertos tiendan a irse suprimiendo.
El sudor por el trabajo, por el buen trabajo, es una bendición. ¿Quién dijo que el sudor por obtener frutos de bien era una maldición?. Quien lo haya dicho se equivoca, ¿cuándo se ha visto que Dios maldiga?.
O para expresarlo de otra manera que no "ofenda" a los ateos, ¿Cuándo una satisfacción surge de hacer el mal?.