Hola:
recuerdo un cuento que me contaron.

Un campesino encontrò un huevo muy grande y de extraordinaria rareza. Lo llevò al rancho y con la esposa se preguntaban de que ave podrìa ser. De avestruz no porque no era tan grande, romperlo era una pena y si lo guardaban se perderìa igualmente. Decidieron entonces de hacerlo incubar por la pava que estaba justo esperando pavitos, para sacarse la duda cuando naciera. La pava lo incubaba junto con sus huevos hasta que un dia nacieros todos: un pavito muy oscuro y la pavada.

El pequeñito comìa y comìa; iba tomando fuerza y dimensòn y les decìa a los pavitos –vamos a volar!- y la pavada respondìa –los pavos no vuelan- el pequeño continuaba a jugar y a comer; cada vez que gritaba –vamos a volar!- le respondìan –los pavos no pueden volar-, -tu eres pavo y no puedes volar-

El pavito se dedicò a hablar cada vez màs de comer y cada vez menos de volar; y asì se fuè poniendo viejo. El pequeño creciò convencido que no podìa volar por ser pavo y, en realidad, no era pavo, era un còndor. Habìa nacido para volar hasta los 7000 metros pero, por escuchar la pavada general, èl nunca volò.

El miedo al hondazo es terrible pero la verdadera protecciòn està en las alturas; especialmente cuando hay hambre de elevaciòn y muy buenas alas. No escuchemos la pavada general y volemos; usemos las alas porque el riesgo de morir en la pavada general es muy grande; como nadie vuela!

Soco.