Si me sale la espiritista de noche, entonces sí entraría en pánico...
Si me sale la espiritista de noche, entonces sí entraría en pánico...
Para finiquitar una contienda, no siempre es necesario ser uno quien dice la última palabra. Se proclama uno satisfecho y victorioso; cuando el argumento enemigo empieza a tornarse incoherente, vacío, desesperado y sin sentido...