Yo nunca he podido aprender a bailar un trompo.
Yo nunca he podido aprender a bailar un trompo.
Para finiquitar una contienda, no siempre es necesario ser uno quien dice la última palabra. Se proclama uno satisfecho y victorioso; cuando el argumento enemigo empieza a tornarse incoherente, vacío, desesperado y sin sentido...