Esperaba respuesta de Lady Blue, pero parece que el telegrama lo amarrò al poste del telegrafo, y claro el viento se lo llevò, se decolorò por el sol, talvez lo encontrò alguien que no me conoce, y que tampoco conoce a Lady Blue. El telegrama fuè a parar a una pensiòn donde los sàbados, los parroquianos cantan: Lady Laadyy, hooooo Ladyyyyyy.