¿Nunca sentiste que haciendo cierta cosa o diciendo algo en especial, de algún modo, te defraudabas? Hoy te propongo que ya no vuelvas a hacerlo, y que te seas fiel a ti misma, para acceder a una mejor calidad de vida emocional.

Dejar que lo que otras personas nos dicen influya en nosotras, al punto de traicionar nuestra creencias, no es bueno. Si a otros les molesta lo que dices o haces, o lo toman a mal, están en su derecho, así como tú también tienes el derecho de expresar lo que te molesta o de no soportar situaciones que te generan sentimientos indeseables.

Algunas veces, ante dudas internas de qué hacer en ciertas circunstancias, pedimos consejo a otras personas. Esto es muy bueno y sano. Lo importante es, después de escucharlas, elegir desde nuestro propio punto de vista y asumir la responsabilidad de la decisión que tomemos.

Dejar de lado lo que verdaderamente somos para agradar a otros o para ser aceptada tiene un costo demasiado alto, que no vale la pena pagar. Y, finalmente, el resultado nunca es el deseado, ya que es tanto lo que dejamos en el camino, que el objetivo alcanzado se desdibuja.

Sé fiel a ti misma, siempre. Esto quiere decir, por supuesto, respetar a los demás al llevar a cabo tus acciones, tenerlos en cuenta, no hacer daño. Pero también, tener en cuenta tus necesidades y tus deseos, y hacerlos valer de la mejor manera que puedas.

Hace algunos años leí una frase que me cambió la vida, para mejor. Dice que el 50% de la gente te va a querer, hagas lo que hagas, y el otro 50% de la gente no te va a querer, hagas lo que hagas. Entonces, lo mejor es que siempre seas tú misma. En el corto o en el largo plazo, te lo agradecerás.