Mi dulce sueño
tan esclarecido como realizado,
mí ángel de encanto,
de hermosos embelesos y deseos
tatuados por dentro en mi gran aposento.

Son; laguna y mar:
mis trópicos de amores,
para así un día pintar en tus largos pensamientos,
de los cuales me considero vivo.

Ausente está mi alma,
desenvainada mí aciaga pluma
que habla y no reclama,
que escucha y no contesta
y que mira y no desalienta
mí curiosa espera.

Durmiente memoria divina
y el hablar es mí secreto
que en gracia es tartamudo,
con recuerdos que pintan mis ojos,
con el sentimiento que gritan mis labios,
de aquel sueño
que en mar miro presencia.

Miro la luna esclarecer
al sentir el alma renacer
con cada alegría, el comprender
del por que mí eclipse
no deja de ser.

Y así….
Esferas por practicas mías y
discursos con pocas miradas,
sueños nítidos
y paisajes sonorosos
que con verte de nuevo serían gloriosos.

¡Oh! cual canto es mí ansiedad,
que desea hechizarme, ¡ja!
pero virtud es mí paciencia,
con alegría hecha presencia
y un portal de sueño hecho primavera.

“Día tras día
y horas de espera
que matan a mi parvada soñada….”