"Prisión preventiva"
"Prisión preventiva"
"En la inmaculada senda de la certeza,
en la congestionada avenida de las dudas,
lo que dura es la incertidumbre".
Luis Abrego.
Temeroso pesar encarnado tras cerrojos que excluyen el retorno, una jauría espera. Prima entonces una presunción abrogando el clamor de un grito de inocencia. Una noche polar se cierne dejando abiertas puertas a la dama solitaria, la intriga: constante gotear de la incertidumbre.
Aquí está prohibido llevar reloj, se congela la continuidad del tiempo; despreciable verdugo personal será. Los días visten ropaje de largos años, años que resultan fugaces días, engaño del sol que solo es rayo débil desmenuzado por la reja.
Puertas que se abren a más puertas, un sin fin de ellas: frente a mí se abren, por detrás se cierran como un vicio infatigable, sinfonía de llaves estridentes. "Tendrás ración medida, por aquí tu ropa, allá será tu cama, deja al olvido vínculos y amistades, algunos ni se acordarán, pon en aquel frasco tu corazón, el cajón es para la esperanza y ten este cepillo por si te quedara en pie algún diente, trata de no pedir explicaciones a tus huesos y desde ésa llaga comienza a pudrirte: eres el número tal."
Las preguntas se preguntan con inteligencia el por qué del huir de las respuestas, gaviotas alborotadas cortejando el navío que zarpó llevándose dejos de aliento.
Mi cielo amado de estrellas quedó afuera, ayer fue testigo de la vitalidad de un joven que hoy es censurado de la mirada de la oscura noche, oscuridad al fin, recluso de la injusticia, seguro está aquí a mi lado; soy un papel náufrago en la nostalgia de un océano de archivos. Un procesador de alimentos posee mayor utilidad que ésta farsa ambientada para el dedo que oprimirá el botón de inicio, zumo de mis entrañas apagará su sed, una prensa compactará lo sólido que pueda restar y lo que de migajas quede será para los perros. Nadie preguntará si estás de acuerdo o siquiera si en algún recóndito artículo tu integridad es amparada, cuestión meramente protocolar, no vaya a ser que después alguien se hubiera equivocado, no existen reclamos ni el denominado alborotado libro de quejas; denuncias abstenerse.
No es gracioso y lejos de ser serio viene a mutar sutilmente en algo terrorífico , en espanto sin llanto, sin eco recurrente ni insomnio. Cerrojos y candados, risas de confusión ¡qué resocialización ni qué ocho cuartos! Aquí la nada es mucho. Afuera quizás se debata algún mañana lo que se hará contigo, mientras adentro eres forastero en cada mirada, cada mano extendida puede ser la vida como también la muerte, como la deshonra y su hermana humillación hacen de su desfile un festival de infames aplaudiendo, un circo romano de arenas movedizas, ir y venir de las andanzas alocadas, psicofármacos y drogas eventuales que se burlaron del control. Entonces valorarás la vida y cada paso que puede ser el último a cada instante, cada latir lo vivirás y lo serás; serás un depósito en un galpón a la espera del despacho indefectiblemente tardío. Por experiencia propia lo sabrás.
En caso de que la casualidad permita que tu alma retenga algún aliento, vestirás tus ropas desgreñadas y subirás al camión para desear que hubiera sido éste uno de frigorífico, cadena al piso y esposas amarrocadas a la desdicha de tus muñecas flacas, despojo de lo que fuera un ser humano – eso sí, con todos sus derechos- llegando al definir de la caída del martillo. En la cancha se ven los pingos, y si tu grito era verdad, lo lamentaremos , hagamos como que nada de aquello ocurrió y aquí tienes el bendito papel donde se lee "absuelto", muchas gracias por cooperar.
En este mundo de concursos ideales abundarán las tapitas que recen:
"Seguí participando"
Martín Kavlakian - M. Paz 17-4-05
Responder Citando
