Que ¿porqué votamos por el amigo Peje?. Por varias razones.

Si no hubiésemos votado por él, todo sería mas de lo mismo: promesas de que ahora sí las cosas van a ser mejores, que se va a aplicar el estado de derecho, que se va a traer inversión extranjera para el engrandecimiento de México; que se van a atender todos los problemas sociales, que se van a construir carreteras, que habrá transporte suficiente, eficiente. Hospitales, escuelas, vivienda, inversión en esto, en aquello y en lo de mas allá.

Y me preguntarán ¿que no es lo mismo que tu amigo Peje ha prometido?, ¿que diferencia hay?.

La diferencia sustancial son los hechos. De entrada el pejecillo arremetió contra lo que había dicho que lo haría: salarios altos de funcionarios públicos, leyes especiales o modificadas para ejecutar lo planeado, cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, por una sencilla razón principal: no tiene un monto de presupuesto definido, es decir que a pesar de haber sido licitado, eso no garantizaría que se gaste solo y exclusivamente lo que se evaluó para ese proyecto. Lo cual, valga decir, es un vicio de la obra pública en México: se pueden incrementar (y mucho) los presupuestos concursados, por razones supuestamente legales. ¡ Vaya cosa !.

Obvio, no se puede garantizar que cumpla todo lo prometido; ni la mitad siquiera. Cada uno de los problemas de México es tan grande y severo, que un sexenio apenas alcanzará para esbozar y medio ejecutar las acciones que requiere ir resolviendo cada uno de ellos. Y que conste que el cabecita de algodón seguro que se va a esforzar, vaya que sí.

Y esa es justamente una de las razones por las que millones de mexicanos le dimos el voto, la confianza, el apoyo. Es un viejito quijote, de no tan triste figura, que le vendió a la patria lo que tanto necesitaba: esperanza. Y se la vendió, valga también decirlo, a precio muy módico.

Los mexicanos no somos pendejos, perdón, no somos tontos. Sabemos en la utopía que está metido, que nos metió con él. La sabemos, la entendemos y la aceptamos. Con gusto la mayoría de la prole mexicana lo siguió, le dio el liderazgo, lo aceptó: porque al menos va a intentar en serio mejorar las cosas. Y ese intento es lo que le apreciamos, le agradecemos, le confiamos.

Sé, sabemos, que la chachalacada de la oligarquía nacional principalmente, de la derecha y la ultraderecha van a seguir vendiendo antidiscurso, antiimagen, antitodo contra el amigo peje y sus sueños de justicia. Es mas, no tengo muchas dudas con respecto a que tarde o temprano lo van a clavar en la cruz; y aquí quiero hacer una pausa para comentarlo: quizá de alguna manera es parte de su plan de trabajo, de vida, de pensamiento y obra; tal como lo cantó Silvio Rodríguez en alguna de su canciones "quiza buscando la vida, buscando la muerte; eso nunca se sabe".

A algunos, incluso entre sus seguidores, quizá no les van a cuadrar (gustar, aceptar) sus métodos; la manera de ejecutar sus ideas. Pero es como todo en la vida: primero estas seguro de tus sueños, de tus ideas, eres firme y convencido de ellos. Y luego te pones a ejecutarlos de la mejor manera que te es posible. Así que las fallas que tendrá el amigo pejerijillo, que serán muchas no lo dudo, le han sido perdonadas de antemano por los que le dimos el voto. La prole cansada de tanta chingadera que se nos ha dado por mas de 70 años.

Los mexicanos somos nobles, además de inteligentes ya lo dije; y cuando veamos que como cantó Mercedes Sosa "ya todo está perdido", iremos a ofrecer el corazón al siguiente en tomar el relevo en la búsqueda de justicia para todos. Así de simple y llano es todo este pejeasunto.