tienen distinción de clases entre sí y han llegado a ser jueces
Roberto0
La imparcialidad siempre ha sido un requisito para los cristianos
Dado que en el siglo primero algunos de ellos
mostraban favoritismo a las personas
adineradas, el discípulo Santiago escribió:
“Hermanos míos, ustedes no tienen la fe
de nuestro Señor Jesucristo, nuestra gloria,
con actos de favoritismo, ¿verdad? Pues,
si entra en una reunión de ustedes un varón
con anillos de oro en los dedos y con ropa espléndida,
pero entra también un pobre con ropa sucia,
pero ustedes miran con favor al que lleva la
ropa espléndida y dicen: ‘Tú toma este asiento
aquí en un lugar excelente’, y dicen al pobre:
‘Tú quédate de pie’, o: ‘Toma tú ese asiento allá debajo
de mi escabel’, tienen distinción de clases entre
sí y han llegado a ser jueces que dictan fallos inicuos,
¿no es verdad?” (Santiago 2:1-4).
Si acudían a una reunión cristiana un no
creyente rico, con anillos de oro y buena ropa,
y un pobre andrajoso, el primero recibía un trato especial,
pues se le ofrecía un asiento “en un lugar excelente”;
en cambio, al pobre se le decía que se quedara de pie
o que se sentara en el suelo a los pies de alguien. Sin embargo,
Dios suministró de manera imparcial el sacrificio
redentor de Jesús tanto para ricos como para pobres
2 Corintios 5:14
El amor del Cristo nos obliga, pues esta
es la conclusión a la que hemos llegado:
que un hombre murió por todos;
de modo que todos ya habían muerto
De modo que si queremos agradar a Jehová
y servirle hombro a hombro con nuestros hermanos,
no podemos mostrar favoritismo
o ‘admirar personalidades para nuestro propio provecho