Antes de que Jesucristo viniera al mundo, el pueblo estaba en tinieblas porque no conocía los verdaderos mandamientos de Dios. Y cuando vino Jesucristo y predicó el Evangelio, nos dio a conocer los verdaderos mandamientos de Dios
Así, podemos comprender que Jesucristo dijo a los apóstoles que ellos ya estaban limpios por la palabra que Él les había hablado. Entonces la palabra del Evangelio les limpiada del error de seguir, como si fueran de Dios, mandatos que solo eran preceptos de hombres, no de Dios.
Y como los fariseos no recibieron la palabra del Evangelio, que les enseñaba los verdaderos mandamientos de Dios, seguían en el error. Y Jesucristo les dijo que si fueran ciegos, no tendrían pecado, pero su pecado permanecía porque decían que veían.
Y es que los fariseos seguían en pecado porque no querían aceptar los mandamientos que Jesús enseñó cuando predicó el Evangelio, que son los verdaderos mandamientos de Dios.