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Vergüenza
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!
Gabriela Mistral (1889-1957)
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Tiene que haber una mujer.....
Tiene que haber una mujer
Que quiera amar hasta mis tonterías,
Que se sienta orgullosa de caminar con su mano en mi mano,
Que adivine mi grito en su sexo, que mi calor sea el motivo de su deseo.
Tiene que haber una mujer
Que ilumine mi bosque en nieblas, mi pesadilla,
Que su latido rompa mis muros, mis mentiras,
Que su sabor sea como una plaga en mi boca
Hasta arrasar mis absurdos recuerdos.
Tiene que haber una mujer
Cansada del llanto,
De la falsa risa,
Del hastío, que me prometa la tibieza de despertar en sus brazos,
Una mañana más,
Siempre una.
Tiene que haber una mujer
Con un brote de música en su silencio,
Con las ganas alerta,
Apasionada hasta el alma,
Que no tema a mi furia cuando exijo vida,
Cuando mi bronca aplasta a los traidores.
Tiene que haber una mujer
Que sepa jugar con los duendes,
acariciar unicornios,
hacerle cosquillas a un viejo dragón,
Limpiar las alas de mi pobre ángel.
Pero que no olvide los ojos de la muerte,
Las garras asesinas, el veneno del hambre.
Tiene que haber una mujer
Que desee todo lo que puedo darle,
Que se sienta libre en mis brazos,
Que crea en mi silencio cuando no tengo palabras,
Que sepa que mi vuelo es seguir a su lado.
Tiene que haber una mujer,
No digo un hada,
Ni una musa,
Ni una diosa,
Ni la ideal,
Ni la mujer perfecta;
Hablo de un ser humano con todos sus errores,
Sus miedos,
Sus intentos.
Una mujer que sea mujer
No por madre, o por señora,
O por lo que posee,
O por lo que ambiciona.
Tiene que haber una mujer
Que no se esconda con falsos maquillajes,
Enfundada en histerias, en cremas, aparatos,
En cincuenta perfumes.
Que huela a mujer,
A hembra caliente.
Tiene que haber una mujer,
No para que sea mía,
Para poseerla.
Que renueve su entrega
Cada vez que su cuerpo arda con el mío,
Cuando su deseo grite mi nombre,
Cuando su piel no resista mi ausencia.
Tiene que haber una mujer,
Aunque sea una sola,
Que justifique tanta inútil y absurda soledad.
No puedo imaginar un mañana sin ella.
No me resigno al nauseabundo sabor de otra mentira.
Juan Sotelo
Lo recibió una amiga en su correo y me dijo:
-¿no estaría bueno ser "esa" mujer que describe?
y yo le respondí:
-¿no sería mejor pensar que ya los sos?
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VI
Hasta aquí los ojos de este hombre viejo que he sido casi todas las mañanas de mi vida.
Que ninguna luz se afiance a mis párpados para volverlos agua.
Respiro por el tacto, me arrastro y busco la escalera con las manos para aferrarme a la memoria de los pasos de otros.
No seré más ese explorador de signos antiguos y olvidados, no comulgaré un día más con la tristeza.
Si alguna vez la vida me prodigó otra vida, fue cuando mis ojos vieron otros ojos y en ellos el tiempo ya no era un frágil destello equivocado.
VII
No diré más de lo que ya mis ojos confiaron en secreto a las paredes.
Mi silencio es mi voz, no mi secreto.
No escribiré sobre los huesos ajenos, aun cuando esos huesos griten, estallen de dolor acumulado.
Al filo del poema tragaré mi propia rabia, vomitaré la espuma de mis resentimientos, le ahorraré mi asco a la poesía.
Mi silencio es mi voz.
XVII
Hasta aquí la música, la maldita música del alma, las notas ultrajantes.
Ahora soy otro.
Soy el otro que me sobrevive.
Soy el reverso insoportable para la poesía.
En el anverso fui poeta e intenté la muerte y el amor y otras cosas inútiles.
Ahora soy otro.
Que nadie quiera imponerme ser quien ya he sido.
Giovanni Rodríguez, nacido en Honduras en 1980.
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SOY ANIMAL DE FONDO
"En el fondo de aire" (dije) "estoy",(dije) "
soy animal de fondo de aire" (sobre tierra),
ahora sobre mar; pasado, como el aire, por un sol
que es carbón allá arriba, mi fuera, y me ilumina
con su carbón el ámbito segundo destinado.
Pero tú, dios, también estás en este fondo
y a esta luz ves, venida de otro astro;
tú estás y eres
lo grande y lo pequeño que yo soy,
en una proporción que es ésta mía,
infinita hacia un fondo que es el pozo sagrado de mí mismo.
Y en este pozo estabas antes tú
con la flor, con la golondrina, el toro
y el agua; con la aurora
en un llegar carmín de vida renovada;
con el poniente, en un huir de oro de gloria.
En este pozo diario estabas tú conmigo,
conmigo niño, jóven, mayor, y yo me ahogaba
sin saberte, me ahogaba sin pensar en ti.
Este pozo que era, sólo y nada más ni menos,
que el centro de la tierra y de su vida.
Y tú eras en el pozo mágico el destino
de todos los destinos de la sensualidad hermosa
que sabe que el gozar en plenitud
de conciencia amadora,
es la virtud mayor que nos trasciende
Lo eras para hacerme pensar que tú eras tú,
para hacerme sentir que yo era tú,
para hacerme gozar que tú eras yo,
para hacerme gritar que yo era yo
en el fondo de aire en donde estoy,
donde soy animal de fondo de aire
con alas que no vuelan en el aire,
que vuelan en la luz de la conciencia
mayor que todo el sueño
de eternidades e infinitos
que están después, sin más que ahora yo, del aire.
Juan Ramón Jiménez
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Canción hacia adentro
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Hay un sólo trino entre tu amor y mi alma.
Mis dos ojos navegan
el mismo azul sin fin donde tú danzas.
Tu arco-iris de sueños en mí tiene
siempre pradera abierta entre montañas.
Una vez se perdieron mis sollozos,
y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Un ruiseñor nos tiene en su garganta.
Los ríos que me traje de mis riscos,
desembocan tan sólo por tus playas.
Hay confusión de vuelos en el aire…
¡El viento que nos lleva en sus sandalias !
¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Mientras menos me pienses, más me amas.
Julia de Burgos
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No, no fue tan efímera la historia
de nuestro amor: entre los folios tersos
del libro virginal de tu memoria,
como pétalo azul está la gloria
doliente, noble y casta de mis versos.
No puedes olvidarme: te condeno
a un recuerdo tenaz. Mi amor ha sido
lo más alto en tu vida, lo más bueno;
y sólo entre los légamos y el cieno
surge el pálido loto del olvido.
Me verás dondequiera: en el incierto
anochecer, en la alborada rubia,
y cuando hagas labor en el desierto
corredor, mientras tiemblan en tu huerto
los monótonos hilos de la lluvia.
¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
que te da mi dolor, que nada ensalma.
¡Seré cumbre de luz en tu existencia,
y un reproche inefable en tu conciencia
y una estela inmortal dentro de tu alma!
Inmortalidad
de Amado Nervo
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EL ROJO Y EL VERDE Y EL NEGRO
Ella está tumbada en el sofá rojo,
la cabeza de lado
sobre la manta verde
que tanto le gustaba.
Yo alargando la espera
y empeñado en negar lo que ya es cierto,
entré en su habitación
para pedirle el libro
que ayer leímos juntos y escapar.
Pero estoy a su lado
y le acaricio el cuello, víctima
de una contradicción
que no sé si quiero resolver
ni cuánto va a costarnos. Me pregunta:
Dime cuándo has sido feliz.
Le respondo que ahora.
Y cuándo más infeliz.
También ahora.
Se aparta el pelo negro de la cara,
entonces lo tenía algo más largo,
y me dice:
Pensaba que venías a salvarme.
Rafael Suárez Plácido
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Tan sólo
...Tan sólo una mirada,
una pupila sólo para todas las cosas.
Para la aurora y el ocaso,
para el amor y el odio,
para el amante y el verdugo,
la paloma y la víbora,
la estrella y la luciérnaga.
Solamente unas manos
para el cáliz y el látigo,
para la rosa y para el cacto.
Solamente unas manos
para la arena y el rocío,
para mecer la cuna,
y acariciar la sien del esperado,
y abrir el último agujero.
Una boca tan sólo
para el beso y el grito
y para la oración y la blasfemia.
Para el suspiro y la mentira,
para el perdón
y la condena.
Y tan sólo una sangre
para escuchar el tiempo,
para regar los sueños,
para comprar la herida y la agonía,
y destilar las lágrimas.
Ah, tan sólo una sangre
una boca, unas manos,
una mirada solo.
Josefina Plá (1909-1999)
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Canción para Billie Holiday
Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono
Con careta antigás daba un beso a los niños
Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.
"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969
Pere Gimferrer
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mi amor, sentiras solo la esencia
pues me acercaria con gran disimulo,
y un poco mas notaras mi presencia
cuando te la meta por el culo!
sai baba