Nuestra mente -que no puede parar- es bueno entretenerla con aquello que a menudo se torna imprescindible para nosotros. Si él tiene la vida organizada en meditar dos horas al día, atribuyéndole a ello las mejores excelencias y así logra su equilibrio, para nada puede ser malo.
Además, las enseñanzas de Buda, que muchas de ellas eran verdaderas enseñanzas, se encuentran muy lejos de las "enseñanzas" religiosas de hoydía dedicadas exclusivamente a atontar, aborregar y adoctrinar como medio de dominio.