La Importancia de la Ascensión de Jesucristo
La ascensión de Jesús a los cielos después de la resurrección es de gran importancia para la fe cristiana:
1. Demuestra que las promesas de Dios son confiables.
Hubo muchas promesas de que, después de la resurrección, Jesús regresaría al cielo y, como todo lo demás, éstas también se cumplirían.
2. Ella le permitió a Jesús recuperar la gloria que tenía antes de la encarnación.
El gran misterio de la fe está explícito en el hecho de que Dios se hizo hombre - encarnación. Para que esto sea posible, renunció a los atributos para que su vida entre nosotros no fuera una representación teatral. Pero cuando Él regresa a los cielos, Él recupera la antigua gloria.
3. Ella permitió que Jesús asumiera el papel de nuestro abogado.
"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Ti 2:5). Jesús representa a aquellos que han depositado su confianza en Él, ante el trono de la gracia de Dios. Él intercede por nosotros, Jesús nos defiende y le pide al Padre que nos aplique la justicia que ha conquistado en la cruz.
4. Muestra que Jesús está regresando para dirigir a su Iglesia.
La fe cristiana se basa en una esperanza muy fuerte: quien crea en Jesucristo, aunque muera, vivirá. Él será resucitado en el glorioso regreso del Señor.
En sus últimas lineas la Biblia dice: "Amén; sí, ven, Señor Jesús." (Ap 22:20).
La resurrección del cuerpo es una doctrina fundamental de las Escrituras. Se refiere al acto de Dios, para resucitar de los muertos el cuerpo de los salvos y reunirlo en su alma y espíritu, del cual este cuerpo fue separado entre la muerte y la resurrección.
La Biblia revela al menos tres razones por las que la resurrección del cuerpo es necesaria.
(a) El cuerpo es una parte esencial de la personalidad total del hombre; El ser humano está incompleto sin el cuerpo. Por lo tanto, la redención que ofrece Cristo cubre a toda la persona, incluido el cuerpo (Ro 8:8-25).
(b) El cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Cor 6:19); en la resurrección, volverá a ser el templo del Espíritu.
(c) Para deshacer el resultado del pecado en todas las áreas, el enemigo final del hombre (la muerte del cuerpo) debe ser aniquilado por la resurrección (1 Cor 15:26).
Tanto las Escrituras del A.T. como las del N.T. enseñan la futura resurrección del cuerpo. (Hb 11:17-19; Gn 22:1-4; Sl 16:10; Jo 19:25-27; Is 26:19; Dn 12:2; Os 13:14; Heb 11: 17-19; Gen 22: 1-4, Sal 16: 10; Hech 2:24, Job 19: 25-27, Is 26:19; 14.13,14, 20.35,36, Jn 5.21,28,29, 6.39,40,44,54, Co 15.22,23, Fp 3:11, 1 Tes 4:14-16, Ap 20:4-6, 13)
Nuestra resurrección corporal está asegurada por la resurrección de Cristo (Mateo 28: 6, Hechos 17:31; 1 Corintios 15: 12-20-23).
El cuerpo resucitado del creyente será similar al cuerpo resucitado de nuestro Señor (Rom 8:29; 1 Co 15: 20,42-44,49; Fil 3: 20,21; 1 Jn 3:3).
Más específicamente, el cuerpo resucitado será:
(a) un cuerpo que tendrá continuidad e identidad con el cuerpo actual y que, por lo tanto, será reconocible (Lc 16: 19-31);
(b) un cuerpo transformado en un cuerpo celestial, adecuado para el nuevo cielo y la nueva tierra (15: 42-44, 47, 48, Ap 21: 1);
(c) un cuerpo imperecedero, no sujeto a deterioro y muerte (15:42);
(d) un cuerpo glorificado, como el de Cristo (15:43, Fil 3: 20,21);
(e) un cuerpo poderoso, no sujeto a enfermedades, ni debilidad (15.43);
(f) un cuerpo espiritual (es decir, no natural sino sobrenatural), no limitado por las leyes de la naturaleza (Lc 24:31, Jn 20:19, 1 Cor 15:44)
(g) un cuerpo capaz de comer y beber (Lc 14:15; 22: 16-18,30; 24,43; Hch 10:41).
Cuando los creyentes reciban su nuevo cuerpo, se vestirán de inmortalidad (1 Cor 15:53). Las Escrituras indican al menos tres propósitos en esto:
(a) para que los creyentes se conviertan en todo lo que Dios quiso para el ser humano cuando lo creó (ver 2.9);
(b) para que los creyentes conozcan a Dios completamente, como Él quiere que lo conozcan a Él (Juan 17: 3);
(c) para que Dios exprese su amor a sus hijos como le plazca (Juan 3:16, Ef 2: 7; 1 Juan 4: 8-16).
(6) Los fieles que están vivos en el regreso de Cristo para buscar su propia experiencia experimentarán la misma transformación de aquellos que murieron en Cristo antes del día de su resurrección (1 Cor 15: 51-54). Recibirán nuevos cuerpos, idénticos a los de los resucitados en este momento del regreso de Cristo. Nunca más experimentarán la muerte física.
Jesús habla de una resurrección de la vida al creyente, y de la resurrección del juicio a los impíos (Juan 5: 28-29).
