La Biblia no es la palabra de Dios, sino la de sus profetas que aseguran que han hablado con Él.
El Torah, o el AT, es un compendio de parábolas y metáforas indescifrables para los mortales de a pie, y son producto de mentes alucinadas, prácticamente calcinadas por fiebres incurables en esos tiempos. Hoy en día, cualquiera de estos personajes estaría en el manicomio.