el ermitaño y la pluma del ángel
I
Aquellos recuerdos
que nunca se olvidan,
esa efímera sensación
Que solo yo percibo;
y una pluma en mi vieja mano
aprieta con vehemencia
el deseo de sentirme vivo.
II
He colocado a frió resguardo
A mí pobre y empolvado corazón,
Y el secreto de mi endeble existencia
No lo sabrá nadie más.
III
Noches sin sueños que ahogan
Lo poco que queda de este pobre viejo
Que se ha apartado del yugo
De la humanidad
Para tocar su máxima gloria:
Un simple y angustioso recuerdo.
IV
Y en el ir y venir de aquellos avatares
De lo que a simple vista no era mas
Que la locura de sus últimos días,
El anciano tenia,
En aquella mañana sin sabor,
Las manos elevadas
Con el arrugado deseo
De tocar los rayos del sol.
V
Y la verdad se hizo suya
Así como el invierno espera a la primavera,
El anciano, con su rima tonta,
Dio inicio a aquella mágica aventura.
me siento como un santo sufriente,
un maestro de verdades incomprendidas.
VI
El desespero dio paso a la locura,
Y de aquellos ojos,
Añejos de sabiduría,
Broto una lagrima solitaria y fría.
Fue su corazón, cual libro abierto,
El que soltó aquel sentimiento.
VII
¿Quién sois vos?, pregunto el dolor
a aquel hombre viejo:
si ves mas halla de lo que tus ojos ven,
si logras que el cielo me pueda oír,
si logras disminuir mi agonía,
entonces sabrás quien soy.
VIII
Justo en medio de aquellas reflexiones,
El dolor por no sentirse vivo
Hizo mella en una esperanza
Que jamás vino.
¿será que Dios existe,
de quien es este cuerpo que yo habito?
IX
El día nació, creció y murió
Y muchos de tantos
Hasta perdieron su color.
quizás el amor me sonría; pensó él
aunque pobre de mí,
nunca aprenderé
X
Una de aquellas mañanas
De esas que nadie se espera,
La esperanza puso fin
A aquella trágica escena.
XI
La pluma que bajo del cielo gris
Deposito su eterna estructura
A los pies de aquel viejo
Lleno de dolor y de locura.
XII
Y en la prístina inocencia
Que antecede a la más cruel demencia,
Él, muy en el fondo, sabía
Que un ángel lo tocaría.
XIII
Escenas de un pasado suyo
Que jamás volvería
Torturaba su mente
En el día a día.
Si existió un comienzo
El nunca lo recordaría.
XIV
Ha nacido un ángel; gritaba el viejo,
y aquel mundo que él nunca entendió
abrió sus brazos
en pos de su deseo.
Aunque nunca es tarde,
dijo el arcángel que bajo del cielo.
la gente llama imposible
a aquello que no pueden
tocar con sus dedos.
XV
¿y si ya es tarde?
Dijo la sangre
Que ardía bajo su pecho,
¿quién llorara a este pobre viejo?
La gente, pobres mortales,
Llegaron tarde,
Y eso que aun no ha muerto.
XVI
Ese juicio que muchos llaman cordura
Se fue, y no volverá nunca mas,
¡así que sosiégate viejo hombre!
Y atestigua el viejo milagro de la verdad,
El y tu siempre fueron uno
Y más halla del tiempo lo serán.
XVII
El pensamiento es real
discutían la Luna y el Sol
y lo físico es ilusión
XVIII
Han pasado ya muchas edades
Y su recuerdo no se ha marchitado,
¿o será que fue en un abrir y cerrar de ojos?
De todo el mundo yo me he alejado.
XIX
Camino y camino en busca de mí destino,
Sintiendo en mi ser
Estas ganas de aprender
Que calmar no he podido.
XX
Aquel viejo murió, y en mi ha renacido.
Y su fantasma, cual navegante errante,
Emerge del mar de mi locura
Repitiéndose la historia
Una vez más.
