SUS TÒTENES Y TABÙESCapitulo XII
Capítulo XII
Llego por fin el día señalado para él embarque y aunque los hechos históricos para nosotros parezcan lejanos y faltos de realidad. La verdad es que siguen unidos por ese misterioso engranaje, generador de esos contiguos movimientos que desde siempre empujan a la humanidad a perpetuarse.
Pues según cuenta Juan, no era un sólo barco que él creía que zarparía al mismo tiempo del puerto sino tres. Ya que la conquista del nuevo continente necesitaba repoblarlo y como también combatientes.
Si al parecer, durante la primera mitad del siglo XVI los viajes fueron irregulares; todavía no se había descubierto el potencial económico de las nuevas tierras. Se utilizaba el sistema del "navío suelto" que emprendía la travesía en cualquier fecha y sin protección alguna frente a los piratas y corsarios. Está libre navegación ocasionó muchas pérdidas de barcos y hombres, ya que éstos, pensando en el beneficio, marchaban en pésimas condiciones y en momentos indebidos.
Por eso, entre 1561 y 1566 y ante los continuos ataques corsarios, se promulgan una serie de normas consistentes en la reglamentación del tonelaje de las naves, en la obligatoriedad de armarlas y en la organización de su protección mediante buques de guerra que acompañasen a los mercantes "haciéndoles escolta y guarda... y traiga el tesoro nuestro y de particulares".
De los tres barcos en apariencia iguales les diferenciaba que dos de ellos iban armados con cañones y es donde se tras portaban los avituallamientos para el ejército. Pero ya en el de ellos según el capitán que les informo, eran para ellos y otros tres frailes Dominicos así como también unos treinta presos, aunque según les cuenta no eran peligrosos ya que después de un tiempo recluidos dieron prueba de buena conducta y además, voluntarios para terminar su condena en el nuevo mundo.
Aunque reconoce que no tardo en volver a la realidad al observar que los presos y presas subían la pasarela con dificultad a causa de sus grilletes. Sí, la verdad es que le dio mucha pena ver que entre ellos iban cinco mujeres con apariencia de buenas personas. Pero luego más tarde bajo unas capas de preciosos bordados y arrastrando lujosos vestidos y acompañadas de elegantes caballeros iban otros diez que sin embargo, estas ya eran recibidas con todos los honores por el capitán.
Terminadas las últimas inspecciones en Sanlúcar de Barrameda, las naves desplegaron velas hacia Canarias, en donde se hace aguada, la mayor parte de las veces en La Gomera y donde se aprovechaba la estancia para otras necesidades logísticas. Al parecer la velocidad era determinada por el buque más lento. Para esto de noche encendía a popa un gran farol para servir de guía al resto de los barcos.
Al fin logro serenarse y habituarse por el momento a su nueva situación. Algo así como el que pasa de golpe a una circunstancia a otra sin ninguna preparación prevista. ¡Adiós! - España y su rutinaria vida en esos oscuros conventos de Dios y ahora solo los recuerdos de su familia y sus amigos de juego.
Después como bien sigue escribiendo, cuando apenas el barco despegaba sus velas él estrecho de Gibraltar y apenas ocho horas después. El inmenso Océano con su soledad absoluta, pues ya ni las gaviotas revoloteaban en su entorno. Y ahora sólo el murmullo de las olas en su choque continúo con la proa del barco. Sí, ya nada en el horizonte que no fuera agua y agua después de dejar atrás las ciudades, montañas y sus prados.
Después sigue embebido en la monotonía del océano traquido, sin llegar a comprender la grandeza que lo rodeaba. Siguió mirando el mar, donde el horizonte se confundía con el cielo para preguntarse como los capitanes con sus interminables horas de navegación llegaron a realizar tan extraordinarias hazañas. Para luego reconocer que el hombre en su continúa evolución terminara por dominar estos extensos océanos como dominaron en su día los mares.
Todas las tardes, recuerda que salía a cubierta y sentado en la proa del barco término por hacer amistad con un viejo marinero que ya había hecho está travesía en diversas ocasiones y que termino siendo un amable compañero. Sí, tenía el rostro curtido por el sol y el aire salitroso y hasta ahora ni una enfermedad ni miedo al mar ni sus tormentas. El viejo marinero todas las tardes le contaba alguna anécdota ocurrida lo mismo en el barco como en esas tierras que según él eran de un verdor deslumbrante.
Pero fue ya al tercer día, cuando bien recuerda que al salir el sol y a la derecha, una gran montaña nevada que cerraba el horizonte. Ante su gran sorpresa el viejo marinero le explicó que era el pico del Teide con una altura según él de 3.718-metros sobre el nivel del mar y por tanto se aproximaban ya a la isla de Tenerife. Sí, él recuerda que puso los ojos en blanco ante tanta belleza; por lo que el viejo al soltar una continua risa, dejaba al descubierto sus pocos dientes que le quedaban.
Los barcos en el puerto apenas se detuvieron dos días, que sirvieron para avituallarlos con más comida pero sobre todo con una docena de presos y en los barcos militares más pólvora y caballos. Mientras el mar esos días gruñía; a la vez que las gaviotas al olor de la comida revoloteaban sin concierto, se quejaban imitando el incesante lloriqueo de niños martirizados.
Pero de este pasaje de la isla, dice que lo que le sorprendió fue esa tierra de lava negruzca que era al parecer es la consecuencia de sus continúas erosiones volcánicas del Teide, que al resbalar por toda la ladera que termina precipitándose en el mar. Además, lo que más le llamo la atención fue que por estas laderas una extensa arbolada, dividida por paredones de negruscas piedras secas permitía por su micro clima que se esparcieran todo tipo de ramajes que con su exuberante belleza se perdía hasta las alturas.
Pero fue ya al día siguiente que la voz recia del capitán sonó desde el pie del mástil para ordenar a la tripulación que desataran las amarras y desplegaran velas. Para horas después observar como la nieve que cubría el Teide se iba perdiendo en el horizonte. Pero fue luego lo que más llamo la atención, la llegada a cubierta de tres mujeres que con unos recipientes de agua se pusieron fregar. Para luego más tarde a parecer una mujer muy joven alta y flaca con un cántaro apoyado en su cadera.
Juan sigue contando que le impresiona tanto su belleza que estuvo toda la noche sin poder conciliar el sueño. Pero al amanecer termino por aborrecerse a sí mismo al recordar su promesa ante el altar, donde debía dedicar su vida enteramente a Dios. Y por eso se prometió así mismo que aquella pasión sería la última tentación de su vida. “Pues para él placer ya no debía de existir” ningún sentimiento por lo femenino, él debía combatirlo como a una bandada de cuervos que sólo desean darse un festín y por tanto, él no quería por nada de este mundo acabar en el infierno.
No obstante, incapaz de borrar sus pecaminosos pensamientos, dice volvió mentalmente a ella y reconoce que días después no pudo por menos de preguntar a su nuevo amigo marinero del delito que hubiera cometido dicha joven. La verdad es que no sabe por qué lo hizo, aunque creé que fue para justificarse a sí mismo; o en realidad es que sintió lastima de todas ellas. Sin embargo, después de escuchar toda la historia de su desafortunada condena esa noche tampoco pudo reconciliar el sueño.
Sí, volvió a él su silueta joven y hermosa, bien tallada, de un rostro inolvidable y sobre todo unos azules ojos que parecían dibujados. Por eso cuenta que Margarita que era el nombre que le había dado al contar su triste historia quedo al instante grabado en su memoria. Pues según cuenta Ernesto el marinero la de más edad era la madre de Margarita, condenadas a la misma pena las dos.
Pues para ellas todo empezó, porque su hermano y su padre, después de descubrir el cadáver mutilado de la que iba a ser la esposa de su hijo decidieron acuchillar al marques para el que trabajaban. Ellos por lo visto fueron decapitados en la plaza de Úbeda, para después descuartizados esparcirlos por el suelo con el fin que dichas decapitaciones sirvieran de ejemplo para el resto de la población. Mientras tanto ellas por cómplices fueron las dos condenadas a largos años de prisión.
Sí, eran malos tiempos para los campesinos y todo debida a que el derecho de pernada fue una costumbre extendida en la edad media según la cual el señor tenía derecho a acostarse con la novia antes que su propio esposo cuando había una boda. Esta costumbre probablemente se deriva de costumbres ancestrales, significaba la plena posesión del amo sobre sus siervos y todas sus pertenencias y además, se basaba en la idea de que los poderosos generaban riqueza. No obstante, el siervo podía librarse de este derecho del señor pagando una elevada suma de dinero, como no lo tenían no podía librarse de tan aberrante derecho de su señor (a menos que la novia fuese muy fea).
Estas leyes confirmarían la existencia de un auténtico Derecho de Pernada, por más que la ley del silencio parece haber corrido un manto de oscurantismo sobre la naturaleza real de este fenómeno. Sin embargo, este ritual sexual de la primera noche, siguió en práctica durante siglos, dado que las mujeres y los vasallos asienten y callan por miedo al señor. Al sentirse impotente frente su enorme poder, caen en un consenso fatalista que admite las prestaciones corporales y actúa, en casos extremos, como una especie de servilismo del buen vasallo que busca quedar bien con su señor prestándose al uso de la hija…
Capítulo XIII