El dolor de mormon

Permitanme en esta ocasion, compartir uno de los fragmentos del Libro de Mormon que mas me ha impactado en mi vida.

Se trata de la completa aniquilacion y exterminio del pueblo Nefita. Fue terrible, espantoso. En muy poco tiempo fue destruida, barrida de la tierra una nacion completa, una nacion que estuvo sobre este continente, el continente americano. Tanto asi que al dia de hoy no hay un solo desendiente de ese linaje ni de ese pueblo.

Bueno en relidad si los hay, son solo 3, pero ese es un tema aparte, y ademas estan escondidos del mundo.

Mormon, el profeta de Dios que, por mandato del mismisimo Jesucristo, recopilo, ordeno y resumio los antiguos anales del pueblo Nefita, dando como resultado un volumen, que aunque pequeño la verdad, en el sentido de que esta bastante resumido, habla de esas antiguas civilizaciones, pueblos y naciones que poblaron una parte de este continente, aun antes de la venida de Cristo.

Este profeta llamado Mormon, ademas de profeta fue un lider militar, que tuvo la desdicha, la deshonra, la amargura y la terrible tristeza de ver como talaban a su pueblo y lo exterminaban de sobre la faz de la tierra.

Un ejercito de mas de 200000 soldados cayo ese dia, o esos dias, aparte toda la poblacion civil.

Esto sucedio aprox unos 350 a 400 años D.C. Y he aqui las palabras de Mormon en cuanto esto:

15 Y sucedió que hubo diez más que cayeron por la espada, cada uno con sus diez mil, sí, había caído todo mi pueblo, salvo los veinticuatro que estaban conmigo, y también unos pocos que se habían escapado a los países del sur, y otros pocos que se habían pasado a los lamanitas; y su carne, y sus huesos, y su sangre yacen sobre la faz de la tierra, habiéndolos abandonado las manos de los que los mataron, para descomponerse en el suelo, y para deshacerse y regresar a su madre tierra.

16 Y mi alma se partió de angustia a causa de los de mi pueblo que habían muerto, y exclamé:

17 ¡Oh bello pueblo, cómo pudisteis apartaros de las vías del Señor! ¡Oh bello pueblo, cómo pudisteis rechazar a ese Jesús que esperaba con los brazos abiertos para recibiros!

18 He aquí, si no hubieseis hecho esto, no habríais caído. Mas he aquí, habéis caído, y lloro vuestra pérdida.

19 ¡Oh bellos hijos e hijas, vosotros, padres y madres, vosotros, esposos y esposas, pueblo bello, cómo pudisteis haber caído!

20 Pero he aquí, habéis desaparecido, y mi dolor no puede haceros volver.

21 Y pronto viene el día en que vuestra parte mortal se revestirá de inmortalidad, y estos cuerpos que hoy se descomponen en corrupción, pronto se transformarán en incorruptibles; y entonces tendréis que presentaros ante el tribunal de Cristo para ser juzgados según vuestras obras; y si tal fuere que sois justos, entonces benditos sois con vuestros padres que os han precedido.

22 ¡Oh, si os hubieseis arrepentido antes que cayera sobre vosotros esta grande destrucción! Mas he aquí, habéis desaparecido, y el Padre, sí, el Padre Eterno del cielo, conoce vuestro estado; y él obra con vosotros de acuerdo con su justicia y misericordia.