... la eternidad ...

Si construyésemos una columna de hojas de papel, desde la tierra, hasta la estrella centauro (300.000 años luz de distancia), y tan solo una de ellas representara los sesenta y tres siglos en que el hombre ha hecho historia en la tierra, tendríamos un breve momento de la eternidad, palabra con la que expresamos el tiempo, sin principio ni final.

Sobre esta ponderación que trasciende las más osadas propuestas evolucionistas, místicas, o que la ficción haya plasmado en números, estableceremos una compendio cognoscitivo que explique de manera satisfactoria la más antigua inquietud del hombre cuál es saber, quién o qué es, de dónde viene y a dónde va y cómo el presente lo confirma, a pesar de que digan algunos que son verdades yuxtapuestas como lo hacen ellos, por lo que estableceremos antecedentes para cada argumento al mismo tiempo de seguir su rastro en la historia para desarrollara “la” ontología del universo, que explique el porqué las cosas son como son.

La Biblia

El gran libro de Dios en este último tiempo se nos abre de manera espontánea y generosa a responder no solo esto, sino también revelarnos que en el acontecer histórico de la humanidad, existe una perfecta sincronía con la revelación de Dios, y aún a épocas remotas del pasado anterior a lo que conocemos como realidad objetiva es decir nuestro universo y sus inmutables leyes físicas.

Desprejuiciando el entendimiento.

Pero ha sido necesario despojarse del pesado lastre de dogmatismo y celo por mantener ciertas revelaciones en un sacrosanto sarcófago de cosas inexplicables, tal vez por temor a despertar raras inquietudes en el lector por dar un enfoque a la Biblia que raya en lo profano, al atrevernos a pensar un poco más en los por qué, de muchas expresiones circunstanciales de las escrituras, que normalmente no son objeto precisamente de estudio, porque entrañan asuntos en los cuales la revelación es sumamente esencial y fragmentaria.
Tal vez como que el sabio creador les restó relevancia, al ser lo suyo la redención y glorificación de la humanidad, bajo el fundamento de la fe para dar luz a la razón, en el sentido de creer para ver y entender lo que es legítimamente verdadero y objetivo, para así señalar un límite a la erudición de la falsamente llamada ciencia que hasta hoy ha sido tan incoherente y arbitraria.

La fe

¿Ver para creer? o, ¿Creer para ver? Es curioso ver que el hombre respecto a Dios se aferra a la primera opción, pero su espíritu científico desarrolla teorías que se convierten en dogmas de cálculo, con los que se lanza a lo desconocido para ver lo que su “instinto” explorador daba por hecho pues lo que la humanidad ha logrado lo hizo bajo la premisa de “creer para ver” inicio natural de toda cosa que se ha descubierto, aunque algunas aún sean por siempre teorías, pero defendidas y asumidas como doctrinas de lo que es imposible constatar, por lo menos ni siquiera con los recursos fantásticos que no llegásemos a imaginar.

Y, esto es la fe que nos exige la Biblia, creer para ver, pero esto ya no trata del mundo de energía y movimiento, o de la física o la naturaleza, sino de la inquietud de conocer a la inteligencia que dio a ser todas estas maravillas con las que hemos podido desarrollar nuestras ciencias, es aquello que pretendemos que está fuera de la razón y las matemáticas, que pusimos en cuarentena en nuestro mismo ser interno, ese algo que nos hace buscar la excelencia, pero que lo atribuimos tan solo al conocimiento, aunque nuestros bebés sean lo más representativo de esa condición, sin saber nada aun, por lo que dijera alguna vez cierto carpintero: “si no os hacéis como niños, no podréis entrar en el reino de los cielos”.

Esperamos que lo que vamos a exponer revele al Dios de la Biblia como el principio y fin de la desconcertante existencia de la raza humana y halle usted en él, paz, certeza en un buen porvenir y, una serena convicción en lo que no se puede ver, aún, esto por la fe en la perfecta revelación del creador.
Después de todo lo que afirma la ciencia atea, ¿no demanda una tremenda convicción con base en la imaginación de esta supuesta depositaria de la verdad?, y millones de personas inteligentes se encuentran presos en ese sistema de pensamiento mecanicista, habiendo hecho de ella la ultima religión de la humanidad, eso a pesar de ver la maldad de estos que sin tener temor de Dios están llevando a la humanidad a la auto extinción, por medio de una sistemática deshumanización, dándole sentido a sus dogmas y no se disculpan por ello pues tienen la mejor coartada .... ¿no se creen bestias evolucionadas?. ...