Iniciado por
Etic
[EL DIOS EMOTIVO, comentario 31]
Un estudio profundo de la sagrada escritura revela que el parecido o la semejanza que el ser humano habría de tener con su Creador no puede referirse a los aspectos corporales físicos, puesto que se desprende que el universo material al que pertenece el hombre es completamente diferente al lugar de habitación del Altísimo. Por lo tanto, la única opción es admitir que dicho parecido alude a características mentales y de la personalidad, esto es, a un conjunto de rasgos estructurales que se traducen en una forma de actuación o conducta que se basa en los llamados “atributos cardinales supremos” (en perfecto equilibrio entre sí): amor, justicia, poder y sabiduría. Éstos se encuentran e mutua interacción en la personalidad divina, de tal manera que es la manifestación armoniosa de todos ellos la que produce las cualidades admirables del Todopoderoso. Se hace evidente, también, a la luz de las sagradas escrituras, que ni el hombre ni ninguna otra criatura puede reflejar con total y absoluta exactitud, o minuciosidad exquisita, las cualidades de Dios como Él mismo lo hace; pero sí es posible realizarlo a un grado limitado y “suficiente”, que no desentone o detraiga del original (tal como una fotografía, o la imagen que proyecta un espejo, resaltan las características o los rasgos generales de la figura de la persona enfocada, aunque evidentemente dicha imagen dista muchísimo de igualar al original). Verbigracia: en cuanto a sabiduría y conocimiento, nadie puede igualar a Dios; y este aspecto, sólo en sí mismo, es capaz de determinar la puesta en escena de los otros tres (amor, justicia y poder basados en sabiduría).