Venezuela para los venezolanos.
Muy loable la acción de la política internacional mexicana, bajo dogmas de la doctrina Estrada; de no opinar ni interferir en los asuntos venezolanos.
En tanto, medio mundo opina y cree tener la solución a los problemas de aquella nación. Y lo que solo evidencian es que sus opiniones no valen, pues siempre habrá venezolanos que las tomarán a mal. Y las posibles soluciones que plantean, no lo son en realidad por una simple razón: desconocen la verdad.
Y como la verdad se oculta, o la ocultan; las opiniones y/o soluciones se dan al tanteo.
Para que México pudiera dar una opinión, tendría que cumplir con una condición que no tiene: la de tener siempre una opinión formada al respecto de aquello sobre lo que va a opinar.
Es decir, ser siempre consecuente con una postura al respecto de esa nación, en este caso. Y eso no sucede porque, como es lógico, cada nuevo gobierno viene con sus propias ideas, opiniones, y presiones externas. Por intereses diversos que inciden en esas posturas.
Por lo tanto, conocer esto y actuar en consecuencia, es signo de inteligencia. Y como quien así actúa es el amigo peje y su gabinete, están demostrando sabiduría. Es simple el razonamiento.
Ahora bien, ser sabio o prudente no necesariamente es popular, o políticamente correcto. Lo correcto es actuar bajo lo que dictan esas nociones de sabiduría. Y lo que venga a consecuencia de ello, inevitable; perderá fuerza bajo el influjo del poder de la verdad, o de lo mas aproximado a ella.
Es mi opinión.