Mi esposa y yo fantaseábamos, desde hacia algún tiempo, con que ella tuviera sexo con un amigo mío llamado John. Hicimos planes y decidimos hacer realidad nuestra fantasía. Después de algunas insinuaciones y coqueteos de mi esposa, John se animó y la invitó a salir, aprovechando que yo estaba fuera de la ciudad. Le pedí que me llamara cuando se encontrara con él y también cuando estuvieran en el motel, listos para tener su primera noche de sexo clandestino.
Me llamó como le había pedido y me dijo: “amor, ya me encontré con mis amigas, te llamo cuando llegue a casa, te quiero”, yo, con algunas frases morbosas, y riendo me despedí, mientras ella también, con un tono nervioso o más bien ansioso,se despidió. Me quedé con una gran expectativa y nerviosismo; fumé cuanto cigarrillo se me presentó, mientras pretendía adivinar qué estaba pasando con mi esposa y nuestro amigo en un plan de sábado en la noche, que ya tenía claro como iba a terminar: con ella totalmente desnuda, y él adentrándose en su humeda vagina, haciéndola gritar de placer y provocándole no sé cuántos orgasmos, ocultos en el cuarto de algún motel, a muchos kilómetros de distancia; mientras yo me mordía las uñas y acababa decenas de cigarrillos, especulando a cerca de que podrían estar haciendo en esos momentos.
Unas horas y muchos cigarrillos después, me llamó y nuevamente hablando en clave:
- YA ESTÁS EN EL MOTEL? (le pregunté)
- Si amor, ya llegue a la casa,
- Y ESTÁS DESNUDA?
- Si mi vida, ya me estoy poniendo la pijama,
- YA LO HICIERON?
- No, hasta ahora me voy a acostar… pero ya tengo mucho sueño.
-TE ESTÁ ACARICIANDO?
-Sí claro, ya casi estoy metida entre las cobijas...... Bueno mi amor, estoy que me duermo, mañana te llamo y te cuento como pasé la noche, TE AMO.
Nos despedimos, pero me quede escuchando más, y no sé si adrede o no, la llamada quedó abierta,
escuché unos susurros, tal vez el teléfono estaba cerca, porque se oían claramente sus besos, hubo un pequeño silencio y luego oí algo como: “uff, uff. UUUFF, UUUUUFFFF”, seguro le estaba chupando sus duros pero delicados pezones, siempre hace así cuando le hago eso.
Pasado al menos un minuto,
comencé a oír sus apasionados gemidos y cada vez las respiraciones se oían más agitadas. Solo se eschuchaban los gemidos de ella y algo como unos besos bastante húmedos; estoy seguro que en esos momentos, la boca de mi amigo se deleitaba con la vagina de mi esposa, y por sus gritos, la estaba haciendo gozar al máximo. No se cuanto tiempo le acaricio su clítoris y sus suaves labios vaginales con la lengua, pero lo que si sé es que le provocó uno de sus escandalosos y maravillosos orgasmos, porque escuché fuertes gemidos, que estaban siendo ahogados sin éxito por una almohada.
Después volvió el silencio, esta vez fue un poco más prolongado
. Oí algunas risitas picarescas de mi esposa, y algunos susurros que no entendí, pero después escuché claramente su delgada voz: “déjame te lo pongo con la boca”, entonces, y por algunos minutos, solo se escucharon los gemidos de John, de mi esposa no se oía nada, debía estar ocupada succionando el pene de mi amigo, luego de ponerle su preservativo.
Un momento después
se sintieron sus apresurados movimientos sobre a cama y un corto silencio, para continuar después, con un atropello rítmico de cuerpos, se escuchaban las pieles estrellándose violentamente y los gemidos de placer de mi esposa, pidiendo cada vez más sexo. Estaba siendo penetrada fuerte y salvajemente por mi amigo....
De pronto, un agudo sonido de mi celular me sacó del éxtasis. Mala suerte. Mi móvil está programado para interrumpir las llamadas cada treinta minutos. Quería ilusamente marcar de nuevo para terminar de oír toda su faena que me tenían mas excitado que nunca. Sobra decir que esa noche no dormí y tampoco la olvidé, repaso cada detalle constantemente y ahora quiero compartir mi experiencia.
Lo que me falto oír esa noche, me lo contó mi esposa al otro día, tal como lo había prometido.
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"El amor verdadero es aquel donde dejas que tu pareja tenga libertad, que no se sienta con las cadenas de la exclavitud,
y veras que como la paloma mensajera, regresara a ti"
Ernesto Urena
