Que es el Evangelio para mi
El antiguo testamento se basaba en cumplir con los mandamientos de Dios, y de esa manera se conseguía llegar a ser “pueblo de Dios”.
(Levítico 26:3,12)
Si seguís mis leyes y guardáis mis mandamientos poniéndolos en práctica, […]
Marcharé en medio de vosotros, seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo.
El pecado alejaba a los humanos de Dios, y la paga del pecado es la muerte.
La primera de esas buenas nuevas, que son el evangelio, es el perdón de los pecados. Pero ¡OJO! este perdón, ni es automático, ni gratuito. La primera condición para conseguirlo, es el arrepentimiento de nuestros pecados.
(Mateo 4:17)
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: “Convertíos, porque el reino de Dios está cerca.”
¿De qué habían de convertirse? De sus pecados. No hay ningún perdón de los pecados sin arrepentimiento.
(Mateo 3:7-8)
Al ver venir a su bautismo a muchos de los fariseos y saduceos, les dijo: Raza de víboras, ¿Quién os ha enseñado a huir de la ira que os amenaza? Dad frutos dignos de conversión
El primer “fruto” del arrepentimiento es el dejar de cometer aquel pecado del cual nos hemos arrepentido, y del cual, no volveremos a tener ni tentación de volverlo a cometer. No debemos de confundir “arrepentimiento” con “remordimientos de conciencia” que no tienen nada que ver el uno con el otro. El arrepentimiento no hace daño, es una decisión firme y serena, de dejar de cometer un acto, el cual hemos llegado a la convicción de que es incorrecto o perjudicial, y como he dicho anteriormente, no queda ni el deseo, ni la tentación de volverlo a cometer dicho acto. Esta característica, es la que nos demuestra que nos hemos arrepentido, el hecho de que no hay tentación. No hay esfuerzos que realizar cuando nos arrepentimos de corazón.
Con esfuerzos, y fuerza de voluntad, también podemos cambiar nuestra actitud, y vencer las tentaciones posteriores. Pero eso es otra cosa diferente, y la posibilidad de recaer en los mismos errores de antaño, son mucho más grandes.
Este concepto, puede ser dificultoso de entender, y solo una persona que haya tenido una experiencia de verdadero arrepentimiento, sabrá diferenciar entre una cosa y la otra.
Yeshua con su predicación, suplicio, y muerte venció al mundo, y venció a Satanas el amo de este mundo; obteniendo así el derecho a recuperar su vida eterna.
(Juan 12:49-50)
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me ha enviado me ha ordenado lo que tengo que decir y enseñar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso lo que yo os digo, lo digo tal y como me lo ha dicho el Padre.
Y con su victoria ante Satanás, también se ganó su futuro derecho a gobernar en la tierra a los seres humanos y a juzgar y decidir quien obtendrá la vida eterna, y quien se perderá.
(Juan 10:28-29)
Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; no me los arrebatará nadie de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es más que todas las cosas; y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.
¿Y como dará Yeshua la vida eterna a quien quiera?
(Juan 5:22)
El Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al hijo toda potestad de juzgar.
A través del juicio, Yeshua decidirá quien ha de obtener esa vida eterna, y quien se perderá. A aquellos que Yeshua haya concedido la vida, por su juicio, Dios su Padre les dará la vida eterna.
Todos los humanos hemos pecado en algún momento de nuestra vida, por la ley, estamos todos condenados. Es una gran noticia pues, enterarnos de que por gracia, podemos ser perdonados. Pero esa “gracia”, no la obtendremos todos, pues para obtenerla primero nos hemos de arrepentir, y no volver a pecar en el resto de nuestras vidas.
(Mateo 7:21)
No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial.
¿Cuál es esa voluntad del Padre que hemos de hacer? Eso lo sabemos desde el principio; guardar los mandamientos de Dios. Eso es lo que Yeshua le dice a un judío rico:
(Mateo 19:17)
Él le dijo: ¿Qué me preguntas acerca de lo que es bueno? El único bueno es Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Un ejemplo de gracia y de necesidad de no volver a pecar, lo tenemos en la mujer adúltera.
(Juan 8:11)
Y ella contestó: “Ninguno, Señor”. Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más.”
Yeshua no la condena, por lo tanto, esta mujer recibe la gracia (es un ejemplo, vuelvo a insistir) ese regalo inmerecido del perdón de los pecados, con lo cual, esta mujer se hace digna de formar parte del pueblo de Dios. Pero Yeshua añade: “vete y no peques más”. –Y NO PEQUES MÁS— Condición imprescindible para entrar en la vida, tras la muerte física.
Nosotros podemos ser pecadores en muchos momentos de nuestra vida, pero si un día nos arrepentimos, y por lo tanto, dejamos de pecar hasta el día de nuestra muerte, es entonces cuando podemos recibir la gracia, que solo es posible recibir una vez. Hago hincapié en lo de “podemos”, pues la gracia es un regalo, y nadie puede exigir recibir ese regalo, pues por ley, lo único que nos hemos ganado y que es nuestro por derecho propio es la muerte.
Pero sin embargo, las condiciones del primer pacto NO han cambiado: “Cumplid con los mandamientos, y seréis pueblo de Dios”.
(Mateo 5:17-18)
No penséis que he venido a derogar la ley y los profetas; no he venido a derogarla, sino a perfeccionarla. Porque os aseguro que, mientras no pasen el cielo y la tierra, ni un punto ni una coma desaparecerán de la ley hasta que todo se cumpla.
Esta es la buena noticia, con respecto al Antiguo Testamento, con respecto al Primer Pacto. Pues hay dos pactos, pues Dios ni cambia de parecer, ni rompe ningún pacto. Y los hombres, por muy infieles que sean a Dios, no tienen ni derecho, ni poder para cambiarlos ni romperlos. Además el pueblo judío, en ningún caso podría anular un pacto de Dios con la humanidad entera.
(Génesis 12:3)
Yo bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán bendecidas todas las comunidades de la tierra.
(Génesis 22:18)
Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra.
CONTINUA...
II Que es el Evangelio para mi
Los evangelios tienen más buenas noticias que dar, otra buena noticia es que Dios establece un NUEVO PACTO, con la humanidad.
(Lucas 22:20)
Y de la misma manera el cáliz, después de la cena, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.
¿Y para qué, este segundo pacto? ¿Pensáis que este segundo pacto ha venido a derogar la ley, los profetas, y el primer pacto?
Pues no ha venido a derogar, ni la ley, ni los profetas, ni el primer pacto, sino todo lo contrario, ha venido a complementarlo, o ampliarlo. El primer pacto, da acceso a los hombres a llegar a ser “Pueblo de Dios”. El segundo pacto, da acceso a los hombres a ser gobernadores de ese pueblo de Dios. O sea, a formar parte del “reino de Dios”.
(Apocalipsis 20:6)
Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el que reinarán mil años.
El propio Yeshua adiestra a sus discípulos para que lleguen a ser gobernantes del pueblo de Dios.
(Mateo 20:25-27)
Jesús los llamó y les dijo: Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe de ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, que sea el servidor de todos;
¿Y quien son estos que han de gobernar con Yeshua? Estos son los POCOS que forman parte del segundo pacto, pero que ni por esas, se libran de tener que cumplir con los mandamientos de Dios.
(Apocalipsis 12:17)
El dragón se irritó contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y son fieles testigos de Jesús.
Y estos serán muy pocos, al menos en comparación con los componentes del primer pacto de los cuales dice:
(Apocalipsis 7:9)
Después de esto vi aparecer una muchedumbre, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. Estaban en pie delante del trono de Dios y del cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Mientras que de los miembros del segundo pacto, que al mismo tiempo son los componentes de la primera resurrección, dice:
(Apocalipsis 7:4)
Y oí el número de sellados de todas las tribus de Israel: ciento cuarenta y cuatro mil.
Puede ser un número literal o simbólico, pero no cabe duda de que es un número muy inferior al anterior que nadie podía contar.
(Mateo 22:14)
Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
¿Y que condiciones se requiere cumplir para poder formar parte de este segundo pacto? Son unas cuantas condiciones, y no son ni agradables, ni cómodas de cumplir. Seguir a Yeshua tiene un coste que no todos pueden soportar. Y el propio Yeshua nos aconseja que valoremos nuestras fuerzas.
(Lucas 14:28-30)
Porque, ¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero para calcular los gastos y ver si tendrá para terminarla? No sea que, si pone los cimientos y no puede acabar la obra, todos los que se enteren comiencen a burlarse de él diciendo: Este comenzó a construir y no ha podido terminar.
Solo me atreveré a desvelar la primera condición que se ha de cumplir para formar parte de este segundo pacto. Esa primera condición es la de formar parte del primer pacto.
Si uno no forma parte del primer pacto, no puede formar parte del segundo. De la misma manera que quien no es habitante de un país, no puede ser gobernador de ese país. Quien no forma parte del “Pueblo de Dios”, no puede aspirar a ser gobernante del pueblo de Dios, o sea, no puede ser miembro del “Reino de Dios”.
El resto de condiciones las tienen que encontrar los propios interesados, y las encontrarán claramente expresadas, en los evangelios y en Apocalipsis.
(Apocalipsis 22:11-12)
Que el pecador continúe pecando, que el inmundo siga en su inmundicia, pero que el justo continúe practicando la justicia y que el santo siga santificándose. Yo voy a llegar en seguida, y llevo conmigo la recompensa que voy a dar a cada uno según sus obras.
Hay más buenas noticias en el evangelio, Pues Yeshua nos enseña como es Dios, su Padre, de una manera muy diferente al Dios que se nos presentaba en el Antiguo Testamento. Yeshua nos lo enseña todo, pero ¿Quién le hace caso?
(Lucas 6:46)
¿Por qué me llamáis ¡Señor! ¡Señor!, y no hacéis lo que os digo?
Este es el resumen del evangelio, que yo he podido hacer.
Esto si que me hace Gracia
Cita:
Iniciado por
intelectito
... para un buen criterio ...
... este es el evangelio de Cristo ..
I Cor. 15:1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.
.. si crees eres salvo .. sinó .. aún estás en antiguo testamento ... bajo la ley .. sin la gracia de Dios ...:thumbup:
Hola intelectito:
Como el evangelio de Yeshua no te gusta, tienes que recurrir a Pablo, para que te de un evangelio que te interese más. ¡Barato, paisa barato!
Yo tengo 4 evangelios, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan. Veo que tú tienes otro evangelio. Pues lo que citas, que yo sepa es una carta.
Yeshua, mi hermano y maestro me enseña esto:
(Mateo 19:17)
Él le dijo: ¿Qué me preguntas acerca de lo que es bueno? El único bueno es Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Habiendolo recibido directamente de él, no pienso hacer caso de lo que otro hombre pueda decir, o de lo que vosotros creáis que está diciendo este señor.