Iniciado por
EsquizOfelia
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Aprovechando que salí bastante temprano de la empresa, decidí bicicletear un rato por la rambla.
No había andado ni un kilómetro cuando me veo algo que me puso la piel de gallina: Un viejito (pero anciano, anciano) en el jardín del medio, intentando cruzar.
La primera mitad le resultó fácil, ya que a esa hora hay tránsito solo de un lado, el de los que regresan a sus hogares. Esa es la brava!
Todos los motoristas locos por llegar a darse un baño en casa, estar con la familia, y cosa lógica, desplazándose a alta velocidad.
Dejé la bicicleta y crucé rapidito a salvar el anciano del trance. Cuando le ofrezco el brazo, me dijo algo así como bzzshhhfi shhhho, y no lo aceptó. Calmamente le expliqué que ya era casi de noche, que el sol estaba muy bajo y podía encandilar a algún motorista, y le pasé la manos por la espalda. Loparió…fue como si lo hubiera tocado con una picana eléctrica. Hasta medio se agachó y todo.
Mientras tanto, él no cejaba en su empeño de cruzar, y era una de ir y venir sin animarse.
Creo que a la cuarta vez (no sabía que yo tenía tanta paciencia) le dije que no me iría hasta que cruzara, a lo que me respondió: bzzquiesh no fameshhh con los ojos medio inyectados.
Pese a que hablaba un español raro, y las dentadura postizas medio cayéndosele, entendí que no quería mi ayuda. Pensé un poco y me fui.
Me subí a la bicicleta y pedaleé como loca. Sin mirar para atrás, temiendo escuchar el ruido de una frenada y el golpe…
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