Criterios para la transfusión de sangre y de sus componentes www.anestesia.org.ar/search/articulos_completos/1/1/46
Aceptado: 31/09/04
Dirección postal: Dr. Jaime A. Wikinski
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Contenido
Algunas consideraciones generales
Hemodilución normovolémica
No es lo mismo anemia que hipovolemia
Hemodilución normovolémica aguda (HNA)
Transfusión de sangre y de sus componentes
El plasma fresco congelado (PFC)
El crioprecipitado (CP)
La transfusión de plaquetas
Complicaciones de la transfusión de sangre de banco
Métodos alternativos a la transfusión de sangre
La eritropoyetina recombinante
Las soluciones de Hb libre de estroma y las soluciones perfluoradas
Las soluciones de Hb libre de estroma
Las soluciones perfluoradas
Las soluciones perfluoradas de nueva generación
La transfusión masiva
Complicaciones asociadas con la transfusión masiva
Los microagregados
Reacciones hemolíticas postransfusionales
La toxicidad por citratos y alteraciones en la concentración del Ca++
Dilución de los factores de coagulación
�Acidosis o alcalosis metabólica?
Hiperkalemia
Trombocitopenia dilucional.
Coagulación intravascular diseminada
Hipotermia
Reacciones alérgicas
Hipomagnesemia
Edema pulmonar no cardiogénico
Algunas consideraciones generales
La mayoría de las transfusiones de sangre se efectúan durante una operación, por lo cual todo lo relacionado con el manejo de ella es relevante para el anestesiólogo. Esto adquiere importancia especialmente durante la anestesia y la cirugía, cuando ocurre una alteración de la fisiología normal del paciente; en estas situaciones pueden estar ausentes (en especial durante la anestesia general), o al menos ser difíciles de interpretar los síntomas y signos de una inadecuada provisión de O2 a los tejidos. En respuesta a este problema, la ASA creó una Fuerza de Tarea que en varias oportunidades publicó los
criterios consensuados sobre las recomendaciones que deben observarse para decidir una transfusión de sangre o la de sus compuestos. Estas recomendaciones son optativas, ya que muchas veces la decisión de transfundir o no, o sobre qué compuesto utilizar, dependen de las condiciones biológicas, de la situación quirúrgica o anestésica por la que atraviesa el enfermo,
de sus principios religiosos, etc.
De hecho, más de 1.000.000 de unidades de glóbulos rojos y 12.000.000 de componentes sanguíneos
son transfundidos anualmente en EE.UU., y una cifra proporcional a nuestra población debe encontrarse en la Argentina.
La anestesia incrementa indudablemente el riesgo de muerte del paciente quirúrgico con hemorragia, y esta situación produce profundas alteraciones en la función de todos los órganos de la economía, en especial del cerebro y el corazón.
La transfusión de sangre pretende evitar estas alteraciones y restaurar una actividad orgánica funcionalmente adecuada al estrés por el que atraviesa el enfermo.
A pesar de que la transfusión de sangre entera ha reducido, en general, los riesgos de infección transmitida por la sangre homóloga (sobre todo las infecciosas HIV, y las hepatitis B y C), no los ha eliminado por completo. De hecho, la infección por cada unidad de glóbulos rojos está en el orden 1/680.000 unidades en los EE.UU. y en Canadá es del orden de 1/930.000 unidades. El riesgo de transmitir la hepatitis B es de 1/63.000 unidades, y el de hepatitis C 1/100.000 unidades.
Es decir que en los EE.UU., el riesgo de ser infectado por una transfusión se halla bien por debajo de morir como consecuencia de un accidente de tránsito (1/9.594 accidentes). Con relación a este tema, es conveniente ver el resultado referido al real peligro de infección en nuestro medio.
Caramba, pues esta información habla de la necesidad de las transfusiones de sangre y/o de sus complementos, en una operación.