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Pájaro, sombra sola, flor de callados cisnes, boca que cuando besa pone a dormir un lago, barrio por el que pasas, parque de niños ciegos, tiempo del que tu cuerpo llega como una historia. He de escribir despacio, sintiéndome muy solo, el rumor de tu pelo, violín de qué salones, he de evocar con agua, lento como un difunto, todo lo que tus ojos fundan cada mañana, he de decir lo tarde que suena tu tos dulce en las habitaciones duras de mi pasado. Pájaro, sombra lenta, ave de los fracasos, cuerpo, sombra desnuda, voz de arrepentimiento, he de besar con fuego, roto ya y sin zapatos, todo el presente triste y pálido que nos mata.
Francisco Umbral, Crímenes y baladas (1981)
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Fuga
Los cruces de camino me dan miedo
porque temo que me tomen por ahorcado.
Tratando de pasar inadvertido,
me escondo por la calle detrás de los buzones
con la tonta esperanza del que espera respuesta.
Para hacerme el invisible, camino más deprisa,
y no le quito ojo al momento de encontrarte
detrás de un periódico con dos agujeritos.
Bajo control no tengo nada,
busco en mi equipaje calcetines
que disfracen las ganas de verte.
Se me mueren los trayectos más antiguos
y me salen autovías en la espalda.
Dejo en pausa a esta gente y sus asuntos,
para así comprobar con algo más de calma
que el móvil ya no late en mi bolsillo.
Antonio Blanco, nacido en 1972
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SOLO HABLO CUANDO ESTOY SOLA
Sólo hablo cuando estoy sola;
a mi corazón se le ha roto una bola
a la paloma de la paz la cola,
mi sistema nocturno no funciona
llueve y cala mi cerebro de lona,
el mar echa de menos una ola
el idiota una coma
yo sólo una persona.
(Siempre has sido mi madre) Gloria Fuertes.
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(Se cumplió los cien años de nacimiento de Luis Rosales)
¡Felicidades maestro!
CANCIÓN DE LOS TESTAMENTOS
Pensaba que era mejor
que se le diera dos veces
la extremaunción;
que le diera dos veces:
la extremaunción de la vida,
la extremaunción de la muerte.
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CANCIÓN DEL ESCÁNDALO DE LA CORDURA
Por no saber olvidar,
vamos enterrando al muerto
y el muerto vuelve a llorar.
Viendo lo que vemos
lo que más nos aterra pensar
es que estamos cuerdos.
(No puedo hacer más que recordarte, con cariño.) Luis Rosales.
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AMOR
Gira la muchedumbre
sobre mi torre de silencio,
vertical aislada
dentro del hondo vértigo;
pienso que sólo tú
juntas tu pensamiento
con la espiral silente
de mi sueño;
y que sólo cuando alzas
los ojos a mi encuentro
me siento acompañado
para seguir viviendo.
Guillermo Díaz-Plaja
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JESUS RIOSALIDO:
Toda su poesía amorosa, constituye un mundo aparte y, en cierto modo, de rara originalidad. Vinculado al mundo literario árabe en su libro “Zejel del libro del amor” (1.970)
VENDEDORES
Al sentido, al sentido
a los sextos sentidos
hombres con gorras blandas vendedores
los papeles del suelo
se arrastran por el circo desguazado.
Al sentido, al sentido
a la caliente bolsa
sostén color de carne que sostiene
los tiros en el viento
hoy no usaré la bala anaranjada.
Al limón de ginebra
te recuerdo
el negro que de luto se convierte
en el hombre acuciante
levantando la gasa de tus puntos.
A los gritos, los gritos
vocear sin descanso
mi mercancía entera desalmada
abajo los crepúsculos
las rosas, y la brisa, y las palabras.
Eso que ofreces tibio
a la mano que cortas
en su búsqueda oscura rectilínea
no es poesía, verbo
sino el sentido, amor, sino el sentido.
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HISTORIA DE G. de Jóse Luis Piquero
Déjate enseñar, déjate mandar, déjate sujetar
y despreciar y serás perfecta.
S. Juan de la Cruz, "Dichos de Luz y Amor"
"El amor es un miedo: una moneda,
un bien de cambio" -susurraba su voz
de borracho creíble, y sonriendo
añadía: "Cualquier amante es sólo
un chantajista".
Y en las noches aquellas, como extraños libertos,
dejábamos atrás mi trabajo y sus libros
para beber, beber.
Hicimos el amor
en calles y portales.
Cuando hablábamos,
hablábamos los dos a cuchilladas.
De él sé decir que era un producto típico
de su ciudad y de sus años: frío
y gregario. Su raza:
jóvenes ilustrados y poetas,
cansados de un dinero que no tienen
y una seguridad. Yo estaba sola,
iba de paso: una bala perdida.
Él ya se castigaba -su costumbre-
haciendo daño a todos.
Tenía que dar con él.
Me dijo que las chicas como yo
tenemos el valor de una experiencia,
somos útiles. "Tú eres muy consciente
de estar representando el papel que te toca.
Pudiste estar con otro, ¿no es así?
Si eres lista puedes aprender algo,
pero recuerda siempre que yo te necesito".
¿Soy injusta? También me quiso un poco,
a su modo. Perdonó mis mentiras,
y no era culpa suya no saber del amor
sino lo que le habían enseñado
en su impreciso mundo de palabras a medias
y de fáciles gestos.
Admiraba
esa capacidad-para-encajar-los-golpes
que yo he llegado a ser,
ese estar siempre dispuesta.
Y me daba su tiempo a manos llenas.
Hoy sé perfectamente que me usó
para sembrar recelos en su grupo.
Yo le he visto humillar a alguien que le quería,
ignorarle y marcharse conmigo, y disfrutarlo.
O exhibirme como a una vaca sana
en su circo de locas, sin recato, triunfante.
Me empujó
en otros brazos; eso fue un pretexto
para nuevos reproches -"Puta, puta".
Cuando pude dejarle,
tuvo el talento -y la complicidad de sus amigos-
para hacer de mí la única culpable.
"Nos ha engañado a todos" (y quizá
él tenía razón).
A menudo estoy sola y pienso en él,
ya sin rencor, pero escucho de nuevo
esa voz en mi oído, amable, lenta:
"Eres producto mío. Tú, ¿quién eres?
Un apellido y un trabajo triste
y unos padres lejanos. Sin talento
ni belleza, no eres inteligente...
No tienes perspectivas, bobita, saltarás
de un amante a otro amante. Como mucho
eres la novedad, tan sólo un coño.
Yo te he querido siempre. Quédate.
Imagina que ahora te murieses:
el recuerdo romántico, tan frágil, de esos tontos
y quizá un mal poema -Aquella chica...-,
y nada más. Te quiero, no te marches,
qué voy a hacer sin ti, vuelve conmigo...".
Si alguna vez hemos sido inocentes
como mascotas, puros igual que las manzanas,
nosotros hemos visto pudrirse las manzanas.
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Yo sigo con tu ciento cumpleaños. :)
RECORDANDO ENTRE EL BOSQUE DE LOS MUERTOS
Si el corazón perdiera su cimiento,
y vibraran la tierra y la madera
del bosque de la sangre, y se pusiera
toda su carne en leve movimiento
total, como un alud que avanza lento
borrando en cada paso una frontera;
y fuese una luz fija la ceguera,
y entre el mirar y el ver quedara el viento
y formasen los muertos que más amas
un bosque ardiendo bajo el mar desnudo
-el bosque de la muerte en que deshoja
un sol, ya en otro cielo, su oro mudo-
y volase un enjambre entre las ramas
donde puso el temblor la primera hoja...
Luis Rosales.
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LOS AMANTES DOLIENTES
Te amé con cualidad y con hojas mis manos
A ti que no eres lluvia y te arañó mi tigre
Envuelto en mi vestido de besos te grité
mi cara que camina por sendas de terror
Te amé con luces lava y nervios montañosos
A ti que no eres rosa hospitalaria
Con lágrimas y esperma pinté tus nubes negras
Y con sangre de poeta tu invierno empapelé
Todo ha sido un extraño drama de rotos días
escupiendo los vómitos enfermos del amor
Quise siempre poner mi dulzura en tu cráneo
Quise llenar de estrellas tu boca degollada
Enterré mi lenguaje de rocío en tus ojos
porque tú no leías mi nieve de pasiones
Para ti eran mis sueños cuervos y para mí
el árbol de tu odio una torre tristísima
Carlos Edmundo De Ory
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Vamos a guardar este día...
Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.
La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.
Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.
Sabines