siempre pienso en vencer al yo de ayer, en cualquier aspecto, no pensaba escuchar esa frase por aqui...
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Y aùn falta por venir... hace tiempo termine las intermitencias de la muerte, cuando puedas dale una oportunidad.
"Poco informados acerca de la naturaleza profunda de la muerte, cuyo otro nombre es fatalidad, los periódicos se han excedido en furiosos ataques contra ella, acusándola de inclemente, cruel, tirana, malvada, sanguinaria, vampira, emperatriz del mal, drácula con falda, enemiga del género humano, desleal, asesina, traidora, serial killer otra vez, y hasta hubo un semanario, de los de humor, que, exprimiendo todo lo que pudo el espíritu sarcástico de sus creativos, consiguió llamarla hija de puta."
(Las intermitencias de la muerte. José Saramago)
"Soy un hombre cerrado, taciturno, poco sociable, descontento, sin que todo
ello constituya una infelicidad para mí, ya que es solamente el reflejo de mi
meta. De mi modo de vivir en casa se puede sacar alguna deducción. Vivo en
familia con personas bonísimas y afectuosas, más extraño que un extraño.
Con mi madre no he cambiado en estos últimos años más de veinte palabras
de promedio al día; con mi padre, nada más que el saludo. Con mis hermanas
casadas y mis cuñados no hablo en absoluto, sin que esto signifique que esté
enojado con ellos. El motivo es sencillamente éste: no tengo absolutamente
nada que decirles. Todo cuanto no es literatura me hastía y provoca mi odio,
porque me molesta o es un obstáculo para mí, por lo menos en mi opinión".
Franz Kafka en pedazos
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De la niñez a la juventud; de la juventud a la ardua hombría;
Del letargo a la fiebre del corazón;
De la vida fiel a soñar con sombríos y perdidos días;
De la confianza a la duda; de la duda al borde de la prohibición;
Estos cambios han pasado como una ráfaga cíclica
Hasta ahora. ¡Oh, El Alma! Cuan rápido debió
Aceptar su primitiva inmortalidad,
¿Es que la carne reencarna en el polvo de dónde comenzó?
¡Oh, Señor del trabajo y la paz! ¡Señor de la vida!
¡Oh, Señor, horrible Señor de la voluntad! Aunque sea tarde,
Renovad esta alma con el obediente aliento:
Que cuando la paz se reúna con la furia,
El trabajo se recupere, y la voluntad resurja,
Esta alma tal vez vea tu rostro: Oh, Señor de la Muerte.
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
Luz repentina.
Sudden light,
Yo estuve aquí antes,
no sé decir cómo y cuándo:
conozco el prado detrás de la puerta,
el dulce aroma penetrante,
los sonidos susurrantes,
las luces a lo largo de la costa.
Tú has sido mía antes;
no sé decir hace cuánto:
pero apenas esa golondrina remontó,
y giró tu cuello, algún velo cayó;
y lo supe al instante.
¿Había sido así antes?
¿No será que el vuelo concéntrico
del tiempo restaure nuestras vidas,
nuestro amor, a pesar de la muerte,
y nos traiga otro deleite noche y día?
Ahora, entonces, ¡con fortuna otra vez!
¡Duerman mis ojos la agitación de tus cabellos!
¿No yaceremos como hemos yacido,
y así, por amor de Amor,
el dormir y el despertar
no rompan ya sus cadenas?
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)