Muy bueno, bien por Femme
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Muy bueno, bien por Femme
Dibujó un corazón pequeño en mi brazo. Dijo que era un pequeño tatuaje, mientras sonreía travieso y me veía a los ojos.
Acariciaba mi mano mientras decía lo hermosas que eran mis manos y como quería ver mis uñas pintadas de rojo. Sus dedos se sentían como llenos de electricidad, que iban de mis dedos a mi cabeza, luego a mi sexo.
Sabe muy bien que sus deseos se volverán realidad sí y solo sí el lo pide. Hablándome con su voz grave, cerca de mi oído. Con esa seguridad de quien sabe obtendrá lo que pida. Sin preguntas adicionales.
Guauuu, cómo estamos con la inspiración
Necesitamos tiempo. Mucho tiempo.
Tiempo a solas. Tiempo para verte a los ojos. Tiempo para deleitarme con tu voz en mi oído.
Necesito tiempo para que sigas acariciando mis manos. Tiempo para yo acariciar tu cuello suavemente.
Me urge tiempo para que cantes esas canciones que te a ti te gusta cantar cuando quieres. Tiempo para que cantes cerquita de mi oído, como hace dos noches.
Pido tiempo para conocerte mejor. Tiempo para que me cuentes tus tonterías y yo las mías.
Más tiempo para escuchar tus carcajadas divertidas y esa mirada dulce que a veces me atraviesa el alma.
Tienes todo mi tiempo
:001_rolleyes::thumbup1::thumbup:]
Cuando llega el fin de semana, llega también el silencio.
Ambos sabemos que hay cosas qué hacer, ambos sabemos que estamos a un click de distancia.
Que si la universidad, que si los cortes de cabello.
Que si la lluvia por la tarde del sábado. Que si te bebes un té y pensaste en que probablemente me encantaría porque es super suave, pero muy rico.
Que piensas en mi, dices.
Al silencio le pones pausa. Siempre le pones pausa a mis silencios. Ya aprendiste cómo.
Bonito es, que el silencio lo rompas con un muy dulce:
"Nos vemos mañana, muñeca."
Susurraba a mi oído. Susurró muchas cosas.
En un espacio donde el silencio tendría que reinar, él se dedicó a susurrar palabritas bonitas a mi oído.
En ese espacio donde todos ponían atención a una presentación, yo ponía atención al sensual tono de su voz y al ritmo de su respiración. Así de cerquita lo tenía.
En un momento, en ese espacio de gente soñolienta, pude sentir el roce de sus labios traviesos sobre mi oreja derecha. Era apenas una caricia sutil, pero que nos llenó de vida.
En ese espacio solo nuestro, comenzó la canción que me cantó después.
Ohh, me gusta este tema.-
Participa, pues. :sleep:
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Me dijo que estaría todo bien, mientras me apretaba fuerte contra su pecho y besaba mi cabeza. Rozaba mi cabello con su mejilla y decía lo rico que olía mi piel.
“Sabés que lo hago por vos” dijo en un susurro. Cerquita, muy cerquita de mi corazón.
Nunca perdió la sonrisa. Nunca dejó de hablarme suavemente. Nunca dejó de acariciar mi rostro diciéndome que no importaba el horario, que lo hacía por mí, porque sabía cuánto le necesitaba.
Lo último que dijo fue: “Nos vemos el miércoles, muñeca”.
Es una promesa que llevo tatuada en la piel.
Que llegue ya.
Me entristecía la idea constante de su mal humor, viendo sus reacciones.
En ningún momento lo negó, en ningún momento dijo sentirse bien.
Decidí alejarme, pensando que era lo mejor que podía hacer ante situaciones así; sabiendo que, de estar yo así, querría silencio y soledad. Nada más.
Pensaba irme en cuanto supiera que no debía estar. Ya había dicho que quería estar solo y no necesitaba a nadie más alrededor. Que estaba hastiado de la gente y de todo. También quizás hasta de todos.
Me levanté despacio, para irme; cuando tomó mi mano y dijo:
“Tú no. Tú quédate.”