Cita:
Hablando estrictamente no existe una naturaleza humana al modo de una naturaleza perruna o gatuna. Si aislamos a un gato recién nacido de modo que jamás tenga contacto con otro animal de su especie, con toda seguridad, llegado el momento apropiado, maullará como todos los demás gatos; y en general se comportará como todos los demás gatos que en el mundo han sido. Lo propio ocurrirá con un perro, respecto de ladrar y otros comportamientos perrunos. Es más, si criamos aislados de todo otro animal a un gato y a un perro juntos, cada uno se comportará conforme a su especie. De todo animal podemos esperar los comportamientos correspondientes.
No pasa lo mismo con el hombre: si no oye hablar, si no ve caminar, etc., no adquirirá esos comportamientos. Hemos de saber que casi el 100% del comportamiento humano es aprendido. Por eso la sociedad en que el hombre se cría determina fundamentalmente su forma de ser, su carácter.
A ese proceso de adquirir los comportamientos propios de la comunidad, la cultura, del pueblo, se llama socialización. Fisiológicamente, consiste en el proceso de almacenar en el cerebelo toda esa información, dotar al sistema límbico de los elementos que le dan los criterios de selección para que actúe como filtro.
La ventaja de esta automatización de los comportamientos es que deja libre a la corteza cerebral para analizar nuevos datos, para ocuparse de nuevos conocimientos, para producir el avance de la cultura. La desventaja consiste en que, después de cierta edad, los patrones de comportamiento ya están establecidos y el individuo y el individuo tiende a rechazar las innovaciones. Esta es la razón del choque generacional permanente entre adultos y jóvenes.