Cita:
(...) el creer en espíritus y deidades no está limitado a costumbres y supersticiones aparentemente innocuas. Tanto en las sociedades primitivas como en las modernas la gente ha recurrido a varios medios de controlar o apaciguar a los espíritus que le infunden temor y ganarse el favor de los benevolentes. Por supuesto, puede ser que primero pensemos en habitantes de las selvas y montañas distantes que consultan a médium, curanderos y chamanes (sacerdotes de la magia) cuando están enfermos o afrontan dificultades. Pero también en ciudades grandes y chicas la gente acude a astrólogos, pronosticadores, adivinos y echadores de la buenaventura para inquirir sobre el futuro u orientarse al tomar decisiones importantes. Hay personas que aunque de nombre pertenezcan a alguna religión se entregan a estas prácticas con entusiasmo. Muchas otras han hecho del espiritismo, la magia negra y el ocultismo su religión.
¿Qué fuente u origen tienen todas estas prácticas y supersticiones? ¿Son solo diferentes maneras de acercarse a Dios? Y, más importante aún, ¿qué hacen para los que las siguen? Para la respuesta a estas preguntas tenemos que investigar la historia antigua del hombre y ver cuáles eran sus primeras maneras de adorar.
Si esos dos párrafos le resultan interesantes, imagínense todo lo que contiene este libro.