y, ¡Cristo Crucificado!, ¡OSARÁN..!
Y, ¡Cristo Crucificado!, ¡OSARÁN decir que, al menos, respetan las Sagradas Escrituras de la verdadera fe! Claro..; se atreven ¡a TANTO! porque, primero y fundamental, escriben con antifaz; y, segundo, porque es pornográficamente PALMARIO que estiman ¡que pueden hacer lo que hacen SIN temor ninguno a lo que los demás, si osáramos como ellos osan, TEMERÍAMOS más que a nada aun imaginable! Yo.., yo.., ¡yo es que me quedo muerto ante tamañas OSADÍAS..!; y.., y.., ¡y me imagino a sus madres -sin duda ignaras de lo suyo aunque, quizá.., pagando la conexión a la Red- ENTERÁNDOSE!; ¡Virgen Santísima!, ¡ENTERÁNDOSE! En fin..; vamos a lo que vamos...
Cita:
Iniciado por
caminante275
¿empezamos con éstas?
1) El Santísimo Evangelio según San Mateo, como el de San Lucas (por cierto..; es Lc. 12, 5 ¡y, no 4!) y el de San Juan (por cierto..; ¡el thema de Jn. 5, 29, es la resurrección de la carne y el Juicio Final y no la eternidad del castigo!), respecto de la quaestio INFIERNO, please!, a CUALQUIERA (debidamente alfabetizado y no absolutamente haragán, of course) le da para ¡MONTONES de citas! que, además, no sean ¡TAN elementalmente discutibles! Resumiendo que es gerundio: en el caso, concretamente, del santísimo negro sobre blanco mateano, Mt. 5, 21 y ss., alude para CUALQUIERA que de verdad lea las Sagradas Escrituras de la verdadera fe (¡no hay que ser exégeta, no..!) a Ex. 21, 14, y Dt. 5, 17, y el élan doctrinal está MERIDIANAMENTE claro que es ¡NO la eternidad del castigo! sino que el Redentor NO ha «venido a abrogar la Ley o los Profetas»; Mt. 18, 8 y ss., es una EVIDENTE coda {de Mc. 9, 43 y ss. -vide infra-}; en Mt. 10, 28, Mt. 23, 15, y Mt. 23, 33 (¡y, no 32!), se utiliza el término «gehena» («en el judaísmo la «gehena» es un lugar de purificación para el malvado, en el que la mayoría de los castigados permanece hasta un año...» -Wikipedia, dixit-, I remember) ¡como DIÁFANA bronca anti-farisea y NO como doctrina versus eternidad o no del castigo!; por lo que respecta a Mt. 25, 41, ¿hay que señalar lo OBVIO: que se está en élan de parábola?; ¿eh? En cuanto, finalmente, a Mt. 25, 45 y ss., bueno.., ciertamente la explicatio ecuménica a día de hoy sigue dudando entre el campo semántico de tormento y el campo semántico de suplicio..; pero, eso sí: sólo un analfabeto bíblico ¡se atrevería a darlo como cimiento de un hipotético dogma versus la ETERNIDAD INFERNAL!
2) La única vez en que se alude al asunto en el Santísimo Evangelio de San Marcos (9, 43 y ss.) SIN duda razonable posible es un símil para evidenciar que la salud del alma está por encima de TODO. No cabe, I repeat, duda razonable al respecto por una, ¡desde la honradez intelectual y, por ende, dialéctica; claro está..!, incuestionable razón: NADIE puede pensar que el Santísimo Evangelista despacha con una alusión al paso en un versículo ¡TAL quaestio (es decir: la eternidad o no del castigo) ab essentia doctrinal! ¡Vamos..!; razón de peso donde las haya, sí.
3) Intuito la conocida canónicamente como la Santísima Segunda Epístola de San Pedro y la conocida canónicamente como la Santísima Epístola de Santiago me remito al maestro Georges Minois {cfr., v.g., m/. modestísimo, humildísimo post en este mismo hilo titulado «y...» (06/02/2017, 19'01 hs. p.m. -hora del foro-)} ¡y punto pelota, vaya!
4) SOLAMENTE un íncubo o un súcubo en el armario pretendería que lo que NO dice el Redentor lo dice.., lo dice.., ¡lo dice el anónimo palestino que, «a principios del siglo II» (Wikipedia, dixit), redactó la conocida canónicamente como la Santísima Epístola de Judas!
5) En la línea del punto anterior..; ¿qué corpus dogmático que se proclame deudor de las Divinas Enseñanzas del Redentor durante su periplo por este valle de lágrimas sustentaría un dogma a TODAS luces CAPITAL (como, SIN duda, es la ETERNIDAD o no del castigo), NO en el Divino Verbo Redentor, sino en el negro sobre blanco inspirado a un anónimo joánico desterrado en tierra patmita a finales del I o principios del II (ergo: el santísimo autor del Santísimo Libro del Apocalipsis)?; ¿qué tipo de individuos haría TAL?, ¿eh? Contesto sin vacilar: MALNACÍOS apóstatas de mierda analfabetos (al menos, desde el punto de vista bíblico) OLISQUEANDO tras su antifaz a ver si pillan incautos e ingenuos para, ultra perderles, SANGRARLES.
Ellos, sí, son la prueba del nueve de que existe el MAL.
Que, por tanto, el DIABLO sigue muy VIVO.
Y que desde su abisal morada, SIN duda el INFIERNO, les inspira.
Porque.., quizá mami pague la conexión a la Red...
Mais..; SURE!, no es mami quien les inspira.
Fijo como hay sol y luna.
Siempre, en cualquier caso, a su disposición, damas y caballeros.
Jaume de Ponts i Mateu
vamos, tres veces la nariz en el suelo...
Vamos, tres veces la nariz en el suelo, con lo que nos dicen los exégetas...
«En el Antiguo Testamento NO hay ser ni aun existir en el Más Allá. Algunos Profetas (básicamente, Ezequiel y Daniel) aludieron SIN énfasis a una cierta idea de resurrección; inicialmente como una especie de esperanza colectiva, más tarde como una especie de disyuntiva individual; sin embargo, antes del destierro en Babilonia, NO existía NINGUNA fe en la TRASCENDENCIA ultraterrena. Dicha posibilidad empezó a cobrar forma paulatinamente, quizá debido a la influencia de las culturas persa y griega (...). Algunos creían que la resurrección sería general; pero, otros pensaban que sólo estaría reservada a los justos. También surgió la creencia en el Juicio Final (...). Los primeros cristianos adoptaron dos creencias versus la TRASCENDENCIA ultraterrena: la inevitabilidad del Juicio Final y la resurrección de la carne. De hecho, el Redentor PROMETE taxativamente en la Cruz al buen ladrón que estará aquel mismo día con Él en el «Jardín» {el término persa SIN duda alguna se refiere al ETERNO «paraíso de los muertos» (...)}. Los autores del Nuevo Testamento sí hacen énfasis en la TRASCENDENCIA ultraterrena (...). Sin embargo, en la famosa «alusión infernal» de caput nueve de San Marcos sólo se hace referencia a un versículo del Libro del Profeta Isaías cuya aplicación a la TRASCENDENCIA ultraterrena procede de una traducción aramea anterior a los tiempos del Redentor; no obstante, la descripción apocalíptica del destino de los malvados (...) muestra un dramatismo AUSENTE por COMPLETO en la doctrina (...). En cambio (...), los inspirados autores del Cuarto Evangelio, de la Carta a los Hebreos y de la Primera Carta de San Juan muestran MUY poco interés en el dogma del Fin de los Tiempos. La exégesis a día de hoy estima que, cuando San Pablo proclama «el Señor está cerca», está refiriéndose a la cercanía espacial del Resucitado y NO a la proximidad temporal de su regreso físico (...); sea como sea, el Apóstol NO define ni la forma del Divino Cuerpo ni la naturaleza de su existencia (...). Las diferencias entre la filosofía griega y el pensamiento judeocristiano respecto de la TRASCENDENCIA ultraterrena son EVIDENTES. Al igual que los egipcios, los griegos reflexionaban versus la inmortalidad del alma; en cambio, para los judíos la existencia corporal era lo ÚNICO importante; y, su interés por la TRASCENDENCIA ultraterrena SÓLO surgió por influencia de los persas, quienes tenían fe en la posibilidad de otra vida en el Más Allá; e, incluso, como continuación de ésta. Los primeros cristianos PROCLAMARON su fe en la resurrección de la carne, aun cuando esto les valió la crítica escéptica de sus coetáneos griegos (...); lo que afirmaban era que el Resucitado había DERROTADO a la muerte y que, por tanto, ésta había perdido «su aguijón» (...). La doctrina de la resurrección se IMPUSO así a las demás creencias sobre la TRASCENDENCIA ultraterrena, de la cual casi nada se sabía a pesar de todo (...). En la teología neotestamentaria sigue presente la dualidad recompensa/castigo; pero, SÓLO para recalcar el dogma de la Divina Soberanía: los Divinos Designios sirven ante todo para reafirmar el Divino Poder, NO para incitar las pasiones humanas. Los inspirados autores neotestamentarios PROCLAMAN que la Divina Justicia es INELUDIBLE y que, tarde o temprano, se corregirán las fallas de este mundo; mientras tanto, CONMINAN a los creyentes a NO despertar la Divina Ira, hacer acopio de paciencia y seguir el camino de la vida mostrado por el Redentor...» {páginas 785/6 de la versión al castellano -Taller de Mario Muchnik, Villa y Corte, 2001- del Reader's Digest México, S.A. de C.V., con la col. de don Mario Sandoval Pineda, de, tres veces la nariz en el suelo, el «Illustrated Dictionary & Concordance of the Bible» -The Jerusalem Publishing House Ltd., Ciudad Santa, 2000-, donde los/as 72 en el día MAESTROS/AS en exégesis ecuménica dictan hoy por hoy incuestionable explicatio}
Y, más...
«Cielo e Infierno son las palabras con que hoy expresamos (el lugar o) el estado de la remuneración, que la fe en la resurrección EXIGE. Pero; Cielo e Infierno, ¿tienen en el lenguaje bíblico el mismo sentido que nosotros le damos (...)? El Infierno (de nuestros conceptos) NO tiene una correspondencia precisa en el lenguaje bíblico (...). El «seol» fué visto como un infierno, sobre todo por parte de los judíos helenistas (...); así parecería emplea el término, v.g., San Lucas (...); pero, al respecto, ya NO había entonces una doctrina unitaria...» {páginas 708 y ss. de la versión al castellano -Herder, Cap i Casal, 1989- del equipo de don Claudio Gancho de, tres veces la nariz en el suelo, el «Handbuch der Bibelkunde» -Patmos Verlag, Düsseldorf, 1984- del maestro de maestros en exégesis católica Heinrich A. Mertens}
En eso está el Padre Santo: en, para empezar, determinar QUÉ es y QUÉ no es Divina Doctrina de la verdadera fe.
Que el Diablo, desde el INFIERNO, ultra inspirar a malnacíos apóstatas y peornacíos herejes, ¡vamos..!, inspira a mogollón de SATÁNICOS quintacolumnistas infiltrados en en seno de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, fuera de la cual no más los orates imaginan la REDENCIÓN.
Y, ¡urge como agua de mayo el ESCOBÓN, vraiment!
Siempre, en cualquier caso, a su disposición, my dears.
Jaume de Ponts i Mateu