No se trata solamente de creer en nuestro Dios, como si nuestro Dios fuera un Dios mudo que no habla.
Pues se trata de conocer lo que Jesucristo manda para valorarlo y vivir lo con amor. aquellos que aman la misericordia que es lo que Jesucristo manda, no necesitamos esforzarnos para vivir con misericordia, porque esa es nuestra naturaleza, y eso lo sabe Jesucristo.
Lo que se tienen que esforzar para ser misericordiosos son aquellos que no aman los mandamientos del Evangelio que son todos misericordiosos.