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En Túnez comenzó la “Primavera Árabe”.
Con la caída de las dictaduras en la región, fue también en Túnez que acontecieron las primeras elecciones.
Hasta ahora –el contaje de los votos es muy lento- está al frente con ventaja el Partido Ennahda, liderado por Rachid Ghannouchi
que pasó 22 años exiliado.
Ennahda quiere decir “renacimiento”, pero lo que puede estar renaciendo en Túnez, puede sorprendernos a los occidentales. Es un partido islamista que no da para saber hasta que punto, las duras reglas de la Religión Islámica dictarán las reglas del nuevo gobierno, y por lo tanto de la vida de las personas.
Gran preocupación tienen las mujeres de ese país, y no es para menos. Túnez es el único país árabe que no permite la poligamia, no obliga al uso del famoso pañuelo cubriendo la cabeza, el poder ellas solicitar el divorcio unilateralmente, un 80% de alfabetismo femenino y ser mayoría en los centros de estudio.
Son varios los analistas que opinan que Túnez está saliendo de la dictadura de Ben Ali, para caer en otra mucho peor: La religiosa.
Muchos países de Oriente Medio tienen el Islam como religión oficial y la Sharía, como base de la religión musulmana para aplicar sus leyes. Como todo código religioso, la Sharía tiene varias interpretaciones que pueden ir de lo moderado al radicalismo absurdo. Ahí es que la cosa puede terminar en amputar las manos a los ladrones, matar mujeres adúlteras por lapidación, el uso obligatorio de la burka, y el des respeto a los derechos humanos. Así la democracia desaparece.
Por ahora todos los discursos de los posibles presidentes son moderados. Veremos que pasará cuando tengan el poder en sus manos.
Cambiando de país pero siguiendo con elecciones, dentro de seis meses –aparentemente- veremos al pueblo de Libia expedirse en las urnas. Libre de Gadafi pero lejos, muy lejos, de verse libre de la violencia, los abusos y el terror. Las escenas dantescas que vemos en la internet de como los milicianos detuvieron, torturaron y lincharon Gadafi y su hijo, muestran un descontrol total. La exhibición de los cadáveres durante días en una cámara frigorífica de una carnicería en el mercado público, fue de una salvajería tremenda.
Corriendo atrás del petróleo libio, Washington, París y Londres atropellaron la determinación de la ONU, que era la de proteger a los civiles. Hasta ahora 60.000 muertos y lo peor, me da la sensación que esos tres países, se están sintiendo impotentes de impedir que una dictadura sangrienta, haya sido cambiada por otra.
Hay denuncias de linchamientos masivos, persecuciones entre diferentes tribus y religiones. Por todos lados aparecen grupúsculos fuertemente armados, celebrando la caída de Gadafi y entre una celebración y otra, saquean comercios, violan mujeres, en fin: El caos total.
La Primavera Árabe, corre el riesgo de transformarse en un crudo invierno.
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