de los más MÁS y los quizá menos...
¿Saben, damas y caballeros?; he tenido la dicha de conocer en el momento adecuado a alguien que, cuando lo ponías contra las cuerdas, como quería EXPLICARSE y no engañarme o tirarse mocos, no dejó de contarme (con su melodiosa voz aderezando el jugo de una vida en permanente y honrada recherche, de TANTO visto, de TANTO leído, de TANTO sentido, utilizando la iluminadora pócima de TODAS las lenguas que había INTERIORIZADO) acerca de aquel riquísimo, cultísimo, cultivadísimo y poderosísimo califa bagdadí...
¡Oh, sí!; me llevaba consigo al INMENSO palacio; y, cogiéndome de la mano con la deliciosa cadencia de un verso en bellísimo árabe, me hacía recorrer los fascinantes salones, ALELADO, tanto como aquellos sabios a quien el Sucesor del Profeta había mandado llamar, quizá hasta inquieto en su soberana majestad y magnificencia porque, ¡oh!, NO tenía respuesta para una pregunta...
-“Decidme, sabios; y, no dudéis un instante que seréis por ello recompensados con TANTO lujo que creeréis estar soñando. Decidme: ¿QUÉ hay detrás de la MÁXIMA?”
¡Ah, la MÁXIMA!
Me decía que ¡NO era ella la primera persona que había descubierto que NADA se sabe ex novo! Y, que, a lo más alto que puede aspirar nuestra imperfecta carne es a RECORDAR lo que ya se sabía pero se había, por lo que fuera, olvidado.
¡Ah, la MÁXIMA!
Escrito en algún arcano inubicable ya está: “si una cosa NO tiene solución, ¿por QUÉ te preocupas?; y, si una cosa TIENE solución, ¿por QUÉ te preocupas?”; y, mirándome a los ojos, me pedía si alguna vez sería TAN ridículo o TAN insensato como para afirmar que, cuando oí tal por primera vez, simplemente no fué como si ya lo hubiese sabido SIEMPRE...
¡Ah, la MÁXIMA!
La inolvidable persona de que les hablo, damas y caballeros, citaba fórmulas en lenguas desconocidas para mí (pero, que, por lo que sea, se notaba eran las lenguas que tocaba) y me hablaba de forma tan infinitamente bizantina que ante mí se materializaban por ensalmo los esfuerzos mil de aquellos sabios, en aquellas hermosas cámaras califales con cortinas de seda fina y filigranas de versos coránicos -puritas joyas de ébano purísimo cubriendo el mármol veteado de las paredes y las cúpulas-, tratando de dar al Sucesor del Profeta luz para su obscuridad y ganarse, con ello, la soñada anunciada recompensa...
-“Dejadme, vosotros que os llamáis sabios... NO permitáis que mi aburrimiento se convierta en ira y acabe con vosotros y vuestras ridículas piruetas y pedantes frases...”
¡Había que escuchar a doña Consuelo, a.c.s. (así se llamaba la persona de quien les estoy hablando), para, entre sus adjetivos y sus metáforas, encontrar la entrada secreta del harén; y, entrar, escondido, detrás del califa! Su voz se volvía queda y rumorosa y olía como los jazmines y las rosas de pitiminí... Arrullaba, como sólo en el santo de los santos del harén califal bagdadí arrulla la voz de una bellísima favorita a su amado amo...
-“Dicen, ¡oh, amo mío!, que allá en las montañas, perdido en los altos riscos, mora un auténtico sabio en contacto DIRECTO con el Altísimo...”
-“¿DIRECTO dices, mujer?”
-“DIRECTO digo, ¡oh, amo mío!”
El califa recorrió con las yemas de sus finos dedos aquellos labios, pura joya, que JAMÁS le habían mentido, hablaran o no..; y, cette éclosion!, doña Consuelo, a.c.s., ipso facto convertía su hablar en relincho de caballos enjaezados, en mil camelleros enfrascados en llenar hasta los topes de riquezas y presentes filas y filas de camellos... Las distintas razas del imperio, los dejes provincianos de los jóvenes ayudantes y los aguadores, la espléndida dialéctica de los encargados por el mismísimo califa de hacer que todo se hiciera según sus órdenes y deseos brotaba de cada precisa sílaba pronunciada por doña Consuelo, a.c.s., damas y caballeros..; y, se sabía que el Sucesor del Profeta había decidido ir a buscar luz para su obscuridad allá en las montañas, en los perdidos riscos...
Sigo en la próxima nota, sí...
Siempre, en cualquier caso, a su disposición.
Jaume de Ponts i Mateu
la continuación prometida, vraiment...
Continuemos donde lo dejamos la nota anterior, sí...
Acompáñenme, pues, a la Gran Sala de los Banquetes del inexpugnable palacio... ¡Es una fiesta espléndida!; y, naturalmente, NADIE ha faltado. Ahí están TODOS aquellos que algo significan en el mundo mundial, pletóricos de contento de que su ídolo, su mesías, el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres, se case.
Las trompetas y los heraldos anuncian la llegada de su fascinante esposa, la Mujer Más Bella de Todas las Mujeres; que, aparece, totalmente deslumbrante de encanto, acompañada de sus damas, sus pajes y, también, llevando en el brazo su delicada mascota, un esponjoso y repeinado gato de Angora.
Tres veces la nariz en el suelo repleto de pétalos de rosa recién cortados se inclinó TODA la concurrencia cuando el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres se levantó, caballeroso, a saludar a su esposa y a todos y cada uno de sus acompañante; ¡gato incluido!
La mayoría creyó a pies juntillas ¡que, no podía ser que se hubiese fijado bien!
Pero, primero un murmullo sordo, después un cuchicheo constante, la cosa AVANZÓ cuando, ¡incomprensiblemente!, el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres empezó a ¡conversar con el gato! de la misma forma que conversaba con todos/as y cada uno/a de los/as acompañantes de su esposa.
Parece ser que el gato como que se sintió incómodo y le dejó, digamos.., con la palabra en la boca; yéndose a tomar el fresco a los jardines sin decir nada de nada..; la cuestión es que ¡los comentarios empezaron a juntarse con algunas despedidas a marchas forzadas de algunos/as que ya se habían hecho una idea de que estar allí era como que vergonzoso para su fama y prestigio! cuando el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres ¡pidió a su chambelán transmitiese al gato su disgusto por su evidente mala educación; pero, que lo olvidaría si volvía al instante y continuaban la amena "conversación" que tenían!
SÍ.., ¡para qué vamos a pormenorizar..!; al poco, ya NADIE respetaba a quien ya nadie llamaba, sino con sorna, el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres; y, su propia esposa, ahogada de vergüenza, se había suicidado. Los servidores de palacio empezaron, finalmente, a no aparecer por ningún lado..; y, tal cosa coincidió con algo TAN inexplicable para quien yo, permítanme.., continuaré llamando el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres como que (¡él no podía entenderlo de ninguna manera a pesar de que dedicaba TODO su tiempo a pensar en ello!) ignorase algún idioma del mundo: dejaron de estar en sus sitios correspondientes la comida, el agua..; en fin...
NO: DIOS, ¡tenía que poner tantas cosas en el cerebro de su creación y el cerebro humano es tan poco infinito!, pues.., que algunas cosas NO las puso. ¿Para qué, por ejemplo, poner habilidades en tanto en cuanto la supervivencia diaria y la manutención cotidiana?, ¡era preferible surtir el palacio de ejércitos de criados/as fieles al Hombre Más Sabio de Todos los Hombres y dejar su cerebro para cosas más importantes y trascendentales!; ¿para qué hablarle, Virgen Santísima, de tonterías como gatos, perros y demás zarandajas?, ¡en el inexpugnable palacio NO había de eso!
Al poco tiempo, al muy poco tiempo, la desestabilización del mundo y la cada vez más patente barbarie habían acabado con aquel inexpugnable palacio y con el mismísimo recuerdo de que hubiera alguna vez lex digna de ser guardada... el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres, hambriento en un exterior absolutamente hostil ¡a alguien TAN inexperto en sobrevivir como él!, veía que sus rezos y sus indagaciones NO habían servido de nada y que le rodeaban infinitos seres que jamás había visto in person y que descubría que hablaban idiomas que le resultaban ininteligibles... Seres que, por otro lado.., viéndole indefenso, parecían no fijarse en que la desnutrición le había llevado a tener muy poco, digamos.., material aprovechable...
¡Oh, mes amis/es!; DIOS -a quien no se le ocultaba la sonrisa quedosqui del OTRO dios, bien sûr...- estaba.., estaba.., estaba de los nervios ya...
Pero, ¿cómo iba a rendirse con facilidad?; ¡era ni más ni menos que DIOS..!
¿Qué no podrá DIOS, mes amis/es?, ¿verdad?
Se apareció, pues, a su creación.
-"Escucha y atiende, mortal: tú ya sabes que soy TODO, soy DIOS; pídeme, pues, lo que quieras. Se te concederá, ya lo sabes.., al instante"
DIOS miró, sardónico, al OTRO dios..; pero, no vió que acusase significativamente el golpe... Comprendió dolorosamente la razón cuando vió que aquel Hombre Más Sabio de Todos los Hombres (¡para ser el MAS sabio es preciso ser el MÁS humano!), pudiendo pedirle CUALQUIER cosa (volver a la situación anterior al incidente del gato de Angora, por ejemplo...), ¡sólo pensó en pedirle aquello que bullía en su cabeza de forma obsesiva!
Dicen, al parecer, inexplicables escritos que sólo conocen aquellos pocos desventurados que han tenido acceso al fatídico "Necronomicón", damas y caballeros, ¡ay!, que, mientras el OTRO dios reía, reía y reía, DIOS, reconociendo con ello que había perdido la partida, miró a su creación hecha un mar de súplicas por aquel, al fín y al cabo, ¡tan HUMANO deseo!, y, antes de desaparecer, dijo:
-"Sea"
Y, ¡oh!, el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres supo que, ¡ah, sí!, era.
No le cupo la menor duda, mes amis/es.
Por eso, se dirigió, sin pensarlo dos veces, al tigre que se le había empezado a comer la oreja..; y, antes de perder, para empezar, el oído para siempre, dijo:
-"¡Oh, respetado tigre!; dime, pues, y no dejes, por caridad, a este pobre ignorante sin respuesta: ¿cómo es que vosotros, que sabemos que lleváis mucho MÁS que nosotros en este valle de lágrimas, que no desconocemos que sois mucho MÁS antiguos que todos nosotros, en cambio, NO tengáis leyes, ni nunca nombrado reyes y jueces, ni edificado ciudades, templos y grandes almacenes, que, en fin, no hayáis escrito libros y compuesto poemas, ni construido carreteras y anfiteatros, ni trabajado la belleza de la escultura o la hermosura de la composición musical o la CIENCIA?"
El tigre, un poco harto de tanto bla, bla, bla.., no dejó de hacer lo que estaba haciendo..; pero, mientras comía, sí, contestó:
-"Ya, ya..; pues, mira tú.., ya lo pensamos..; pero, vimos que, oye.., NO merece la pena"
IGNORO si, como consecuencia de las labores del tigre, el Hombre Más Sabio de Todos los Hombres escuchó realmente la respuesta..; otros dicen que, como, ¡TAN tonto!, había pedido, concretamente, "la gracia de hablar con los animales" y NO, también (y, en el fondo, ¡para qué vamos a engañarnos..!, MÁS importante, básico y fundamental), "la gracia de ENTENDER lo que decían los animales", al fin y al cabo, TAMPOCO se enteró de ná de ná.
Vamos, que estaba como, decía el señor Jacint Mª Rosal i d'Argullol, a.c.s., aquellos/as que dicen ciertas cosas sobre el raciocinio de aquellos seres que NO pertenecen a la raza humana.
Espero no haberles aburrido...
A mí, cuando el señor Rosal (le llamábamos, ahora que recuerdo.., 'Focas'...) la contó, me dejó como que muy, muy, muy PENSATIVO.
Claro que eran otros tiempos, sí...
Siempre, en cualquier caso, a su disposición, mes amis/es.
Jaume de Ponts i Mateu