Los únicos capaces de autocalificarse en forma generosa, sin caer en hipocrecías y sin morir por su popia boca como el pez, son los grandes Santos... De resto solo son fanfarronadas del ego a las que no hay que prestarles mucha atención.
Entre mas rápido uno diga: Yo soy bueno, yo tengo la verdad, etc., es cuando mas rápido se revela que somos lo contrario